En el mundo de los superdeportivos de lujo, cada detalle cuenta y está ideado al milímetro. Las obras de arte sobre ruedas más exclusivas del globo no sólo llevan una mecánica potente, aerodinámica avanzada o materiales de otro planeta, sino componentes extremadamente caros que se fabrican de forma artesanal. Es el caso de la tornillería del Pagani Utopia Roadster.
Esta versión a cielo abierto del Utopia Coupé es una belleza de sólo 1.280 kilos de peso, con un corazón V12 biturbo fabricado a mano y en exclusiva por AMG, que desarrolla 864 CV y 1.100 Nm de par motor. Sólo los tornillos que lleva este descapotable de superlujo cuestan prácticamente lo mismo que un Porsche Macan o un Mercedes-Benz Clase C.
Pagani jamás se rendirá a los estándares “normales” en sus superdeportivos
Horacio Pagani se ha encargado de que en su empresa incluso los componentes más pequeños reflejen la exclusividad y calidad de sus coches. Muestra de ello es que cada tornillo del Utopia Roadster, fabricados en titanio de grado 7, van grabados con el logo de Pagani y llevan una referencia al número de bastidor del coche al que pertenecen.
Mientras que por ejemplo en Amazon puedes encontrar sets de más de 300 tornillos de acero por unos 10 euros, el precio unitario de cada uno de estos tornillos hechos exclusivamente para el Pagani Utopia Roadster ronda los 75 euros. Si el vehículo lleva unos 1.500 tornillos, el valor total de su tornillería ascendería a 112.500 euros.
Teniendo en cuenta que el precio de cada una de las únicas 130 unidades que saldrán de fábrica es de 3,1 millones de euros antes de impuestos, las cuentas dicen que los tornillos de un Pagani Utopia Roadster cuestan aproximadamente el 3,63 % de su precio final. Este tipo de detalles no es nuevo en Pagani, pues también se ha visto en su icónico Huayra, otro modelo con unos estándares de lujo y calidad a otro nivel.
Así, sólo con lo que cuesta la tornillería de un Pagani, podrías comprar un Porsche Macan, un Mercedes-Benz Clase C, un BMW Serie 5, dos CUPRA Formentor o incluso un Ferrari 575 M Maranello de segunda mano, por poner ejemplos.
Quizá con lo que cuestan las tuercas o el tinte para la carrocería de fibra de carbono se puedan comprar, como mínimo, un par de utilitarios.
Aunque es uno de los más llamativos, porque estamos hablando de tornillos, el de Pagani no es el único caso de carísimas piezas y/o repuestos para los coches más exclusivos. Ejemplo de ello es el único Lamborghini LM002 del mundo con carrocería familiar, que formó parte de la vasta y espectacular colección de coches del sultanato de Brunei, valorada en más de 5.000 millones de euros.
Este one-off del todoterreno del toro, ahora es propiedad de una firma de restauración sueca, que cuando quiso venderlo se topó con un problema: sus carísimos neumáticos, con un precio de 50.000 euros. También recordamos el caso de las llantas de un Bugatti Veyron, que incluso siendo de segunda mano pueden llegar a costar más de 25.400 euros.
Hablamos de un coche que, nuevo, rondaba los dos millones de euros, por lo que ninguno de sus componentes es nunca barato, ni tampoco su mantenimiento o las reparaciones.
La filosofía detrás de estos modelos es clara: crear vehículos donde cada elemento, incluso el más pequeño, refleja el valor y la exclusividad del conjunto. Para muchos, al fin y al cabo, los hiperdeportivos como el Pagani Utopia Roadster no son 'simples coches' diseñados para ser conducidos: son esculturas con una ingeniería y diseño a otro nivel, construidas con materiales y acabados artesanales solo al alcance de unos pocos.