En octubre del año pasado nos enterábamos de que Aston Martin había vendido por 20 millones de libras (unos 22,5 millones de euros) el diseño y la maquinaria necesaria para la fabricación del Vanquish de segunda generación (2012-2018). Entonces, la marca no desveló la identidad del comprador. Ahora se sabe que fue Detroit Electric...y que no le ha pagado.
Para Aston Martin, que iba a salir a bolsa, era una buena noticia ya que esos 20 millones de libras le permitían alcanzar los 20,8 millones de libras de beneficio antes de impuestos.
Era una auténtica salvación. Excepto que de esos 20 millones de libras, Aston Martin solo ha visto un millón y no tiene pinta de que los vaya a cobrar.
Aston Martin, explican en Automotive News, esperaba cobrar esos 20 millones de libras a razón de 5 millones al año fraccionándolo en dos pagos anuales de 2,5 millones.
A toro pasado es fácil sospechar cuando el primero de esos pagos ya iba con retraso cuando Aston Martin anunció la venta de los derechos del Vanquish.
Ahora, Aston Martin reconoce que probablemente nunca cobre esa cantidad. En los resultados financieros publicados el mes pasado por la marca incluyen una provisión de 19 millones de libras por deuda dudosa.
Detroit Electric: del Lotus eléctrico al Vanquish eléctrico
La identidad del comprador siempre se mantuvo en secreto, pero en un encuentro con analistas de la industria, a la dirección de la compañía se le escapó el nombre de la compañía morosa. Al menos, esa la versión oficial. Se trata de Detroit Electric, una startup china que además necesitaba la ayuda de la compañía para el desarrollo del Vanquish eléctrico.
Detroit Electric fue creada por Albert Lam, un antiguo ejecutivo de Lotus, y recupera el nombre de una antigua y famosa marca de coches eléctricos estadounidense de principios de siglo XX. Tiene su sede central en Hong-Kong y en 2013 pretendía sacar a la venta una versión eléctrica del Lotus Elise bautizado SP.01. Nunca llegó a la fase de producción.