A principios de verano, cerca de Dallas (Tejas, Estados Unidos) ocurrió un accidente en un área residencial. El conductor de este Ferrari F430 tuvo el siguiente dilema: o atropellaba a un joven ciclista o precipitaba su cavallino sobre la laguna… y optó por lo segundo, lo cual le ennoblece.
Ahora bien, el Ferrari permaneció bajo el agua ¡¡una semana!! hasta que su dueño o la aseguradora ordenó que lo sacasen de ahí con un camión grúa. Si la mera exposición de un coche al agua en horas es mala (recordad al Audi TT de Intersection), no veáis una semanita. Aunque estuviese cerrado.
No hay imágenes del accidente en sí pero están las del remolcado. Hay un par de momentos muy tensos. El primero es cuando el coche tiene que salvar esos pedruscos blancos que están a la orilla, no creo que hayan hecho mucho bien a sus delicadísimas partes bajas e íntimas.
El segundo momento es cuando instantes antes de subirse en el camión, por lo visto no consiguen liberar la marcha que se quedó engranada. Al subirlo en la plataforma las ruedas delanteras giran libres, las traseras no, y no creo que sea por no haber podido liberar el freno de mano.
Por mucho que duela ver un Ferrari en ese estado, tenemos que pensar que lo primero es la vida humana, y el coche a fin de cuentas es una máquina que ni siente ni piensa. Demos las gracias por que el conductor tomase la elección correcta. Eso sí, la próxima vez que vaya más despacito en un área residencial.
Vídeo | Youtube
Fuente | Weckred Exotics, Jalopnik
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