El pasado jueves, el propietario del Ferrari F430 Spider de la imagen conducía su coche por las inmediaciones de Lichtervelde, en Bélgica, cuando un fallo en la rueda delantera derecha de su cavallino le hacía perder el control, aterrizando finalmente boca abajo.
No sabemos exactamente cómo circulaba el dueño del F430 Spider en el momento del impacto, pero la rueda en cuestión parece haber sido arrancada de cuajo. Por lo menos esperamos que el 4.3 litros V8 que esconde la bestia en sus entrañas no haya sufrido ningún tipo de daño serio.
Según se ha dicho, el conductor está perfectamente y no corre peligro. El coche, no obstante, necesitará de algunos miles de euros para volver a su estado original. Resulta curioso que tras volcar no se aprecien demasiados daños. La luna, por ejemplo, está intacta, así como el capó y gran parte de la carrocería.
Vía | GT Spirit
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