A estas alturas queda claro que la conducción autónoma -la de nivel 5- no existe. Encontramos ejemplos de tecnología semiautónoma avanzada en marcas como Tesla, General Motors con Cruise, Google con Waymo, Ford, BMW o Mercedes-Benz. Pero todas, en mayor o menor medida, aún requieren de la supervisión de un humano en algún momento.
Por eso Polestar cree que no hay nada más perfecto que la conducción humana -cuando precisamente el ser humano es imperfecto e impredecible- y su CEO asegura que no están en la carrera aún porque creen que la conducción autónoma aún no mejora la seguridad.
Los compradores quieren coches semiautónomos... pero tendrán que mejorar la seguridad
Polestar, hermana de Volvo, Lynk & Co o Lotus y que es propiedad del gigante chino Geely, aún no se ha tirado a la piscina con la conducción autónoma más allá del concept Precept -que será el Polestar 5- presentado en 2020, que equipaba unidades de radar de largo y medio alcance, sensores ultrasónicos y una cámara gran angular de alta definición, así como un LIDAR en el techo.
El CEO de Polestar, Thomas Ingenlath, ha defendido este 'retraso' en recientes declaraciones a Jalopnik asegurando que es intencionado: "Lo haríamos al estilo Volvo", ha dicho Ingenlath, aludiendo a los tímidos pasos que ha ido dando la marca sueca. "No lo haríamos a la fuerza si no estamos cien por cien seguros de que realmente mejora la seguridad. Otros lo hacen primero y aprovechan una cierta ventaja, pero, por supuesto, eso es algo que nosotros no haríamos", ha dicho.
El mandamás de la división deportiva cree también que la tecnología autónoma es "un lujo" para descansar de vez en cuando de una conducción a la que no deberíamos renunciar.
Lo cierto es que la conducción humana es imperfecta y negligente en muchas ocasiones, y precisamente un mal uso de la tecnología ha llevado a que su despliegue se retrase. Claro que las máquinas también tienen sus fallos, muchos mortales, lo que ha llevado a extensas investigaciones, llamadas a revisión y un mal concepto de este 'chófer de lujo'. Uno de los más evidentes es el caso de Tesla, que tras una llamada a revisión masiva a finales de 2023 las autoridades estadounidenses consideraron que el Autopilot ha provocado "un mal uso previsible y accidentes evitables".
Aún así los fabricantes están llamados a invertir en ella, o así lo refleja un reciente estudio de la consultora Mckinsey que arroja que el 21 % de los compradores considera las funcionalidades que ofrece la conducción autónoma como factor clave de su próxima compra, sobre todo en China (el mayor mercado del coche eléctrico del mundo) y Japón.
Pero existen muchas barreras, y este estudio apunta a que la mejora de la seguridad es la mayor, seguida de una mejora de la infraestructura, mayores regulaciones y la falta de experiencia por parte de posibles compradores.