
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a usar su arma favorita, los aranceles. Esta vez nuevos aranceles dirigidos a la industria del automóvil, ampliando la guerra comercial global que inició al recuperar la Casa Blanca este año. “Lo que vamos a hacer es imponer un arancel del 25% a todos los coches que no se fabriquen en Estados Unidos”, dijo Trump en un acto en el Despacho Oval. “Empezamos con una base del 2,5%, que es en lo que estamos, y vamos hacia al 25%”. Esto hará subir los precios y frenará la producción. Sin embargo, "los aranceles abrirán un agujero en la industria como no se ha visto nunca", recordaba el CEO de Ford.
“Recuperaremos parte del dinero que nos quitaron”, argumentó Trump, que lleva tiempo quejándose de las desigualdades comerciales con otros países, especialmente con China y Europa, la cual se inventó para joder a EEUU, según él. El presidente estadounidense vaticinó que la medida garantizará que los fabricantes de automóviles vuelvan a producir más en EE.UU., asegurando: “Creo que nuestra industria automovilística florecerá como nunca antes”. De momento, se prevé un aumento notable de los precios para el consumidor estadounidense.
El “Día de la Liberación de los Estados Unidos” será una guerra comercial
Aunque no impuso aranceles a los automóviles durante su primer mandato, Donald Trump pidió al Representante Comercial de la Casa Blanca (USTR, por sus siglas en inglés) que iniciara una investigación al respecto, que finalizó en 2019. Según Ryan Majerus, antiguo funcionario de comercio estadounidense, es con los datos de esta investigación que el presidente de Estados Unidos podría justificar la introducción de este nuevo impuesto sobre los automóviles importados.
Estos nuevos aranceles deberían entrar en vigor este 2 de abril, día en el que Trump también quiere anunciar un paquete de aranceles a gran escala sobre toda clase de productos y materias primas. Este sería el comienzo del “Día de la liberación en América”, en palabras de Trump.
El Presidente no mencionó la más mínima posibilidad de una exención, ni siquiera con Canadá y México, con los que Estados Unidos bajo la primera presidencia de Trump firmó un tratado de libre comercio, y a pesar de la importancia de integrar la industria automovilística en Norteamérica. Tras el anuncio, al cierre de la bolsa de Nueva York las acciones de General Motors cayeron un 3,12%, Tesla bajó un 5,58% y Stellantis un 3,55%.
La medida aviva aún más el conflicto comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea. Y es que si bien en un principio los más afectados serán México y Canadá, la Unión Europea también se verá afectada, especialmente Alemania.
Trump quiere utilizar los aranceles para volver a traer producción a EE.UU. ya que casi la mitad de los coches vendidos en EE.UU. son importados, según informa el New York Times citando datos de la consultora Bernstein de Wall Street. Y casi el 60% de las piezas de los vehículos ensamblados en EE.UU. proceden del extranjero. Estados Unidos importó productos de automoción por valor de 474.000 millones de dólares en 2024, incluidos turismos por valor de 220.000 millones de dólares.
Entre los proveedores más importantes figuran México, Japón, Corea del Sur, Canadá y Alemania. Por lo tanto, es probable que los aranceles sobre las importaciones de vehículos tengan un impacto significativo en la industria automovilística alemana.
Según datos de la Administración de Comercio Internacional, el año pasado se vendieron en Estados Unidos 784.889 coches fabricados en Europa. 446.566 de estos vehículos procedían de Alemania. Por el contrario, sólo 217.230 coches llegaron a Europa procedentes de EE.UU. La mayoría de estos fueron producidos por fabricantes europeos. Sólo en la planta BMW en Carolina del Norte se fabrican 90.000 coches para el mercado europeo. En comparación, los fabricantes estadounidenses desempeñan un papel mucho menor.
La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, criticó los aranceles anunciados. “Lamento profundamente la decisión de EE.UU. de imponer aranceles a las exportaciones de automóviles europeos”, escribió en la plataforma X (Twitter). Los aranceles son “malos” para las empresas y aún “peores” para los consumidores, tanto en EE.UU. como en la UE. La UE se esforzará por encontrar soluciones negociadas y proteger sus intereses económicos, afirmó.
Von der Leyen subrayó que la industria del automóvil está conectada por cadenas de suministro profundamente integradas a ambos lados del Atlántico. Es una fuerza impulsora de la innovación, la competitividad y el empleo de calidad. “Ahora evaluaremos este anuncio junto con otras medidas que EE.UU. está considerando en los próximos días”, dijo von der Leyen.
La Unión Europea pospondría su primera serie de contramedidas hasta mediados de abril, una vez que se conozcan todos los aranceles que EE.UU. ha previsto. Donald Trump amenazó, además, con imponer aranceles todavía más altos a la Unión Europea y Canadá si "perjudican económicamente" a Estados Unidos en represalias a los aranceles que acaba de imponer.
Imágenes | White House y BMW