Hace cuatro décadas Israel fue atacada por sorpresa por egipcios y sirios (Yom Kippur o guerra árabe-israelí del 73), como revancha al conflicto de 1967. En pocos días los hebreos controlaron la situación y dieron estopa a los árabes, pero el apoyo de las potencias occidentales a Israel salió muy caro. Comenzaba la crisis del petróleo.
Los países árabes exportadores de petróleo cerraron el grifo en seco a unos países industrializados que estaban completamente pendiente de la llegada de barcos petroleros llenos. A nadie le importaba el consumo, un barril de crudo costaba 3 dólares y por 25 centavos se echaba un galón en EEUU.
Ese corte en seco del suministro llevó a varios países a tomar medidas radicales: racionamiento de la gasolina, restricciones de circulación por matrícula o por horario, límites de velocidad... Occidente despertaba de su sueño, el petróleo inagotable y barato se había terminado.
Muchas cosas cambiaron a partir de ese otoño de 1973, se vio la vulnerabilidad que tenía el automóvil frente a un combustible en manos de unos pocos (en suficiente cantidad) y con una incertidumbre en el suministro que podía hacer gripar sus economías.
La era del muscle car se terminó de forma abrupta, y empezaron a invadir el mercado las motorizaciones de cuatro cilindros y los coches japoneses (acostumbrados a escasez de gasolina) y en Europa se apretó más el cintuón. Al menos la experiencia posterior a la Segunda Guerra Mundial no nos había hecho muy derrochadores.
En Estados Unidos fue un completo terremoto que cambió para siempre su industria. En 1979 llegaría el segundo aviso con la crisis de los rehenes en Teherán (os recomiendo ver "Argo":https://www.blogdecine.com/fichas/peliculas-de-accionaventuras/argo). La Guerra del Golfo y sucesivos conflictos han ido recordando lo que ya se sabía, que si no hay petróleo, batacazo económico del 15.
Hoy día son 3-4 dólares por galón en Estados Unidos, y más de 100 dólares el barril. El precio del litro en pesetas mejor no ponerlo. En nuestro país una de las consecuencias directas fue la imposición del límite de velocidad de 130 km/h, que se llegó 40 años antes de que los políticos modernos lo vuelvan a permitir.
Próximamente os contaremos más de cómo se vivió en aquella época la sequía del oro negro. Los más mayores del lugar igual recuerden algo en sus carnes.
