El desastre natural ocurrido en Japón y la posterior alarma nuclear dejaron a la industria japonesa en una posición realmente complicada, y las marcas de automóvil no fueron, desde luego una excepción. El tejido industrial sufrió en su conjunto un duro golpe.
Sin embargo, no es la primera vez que los japoneses se enfrentan a un reto como este, y lo afrontan como una meta nacional. Quizá por eso, la mayoría de las marcas de automóviles han recuperado, o están a punto de hacerlo, su nivel de producción.
El caso de Mazda es quizá algo especial, porque como ya hemos hablado alguna vez, la marca de Hiroshima fue capaz de resurgir de sus cenizas después del bombardeo nuclear de la Segunda Guerra Mundial en apenas cuatro meses. Este espíritu de superación fue bautizado como mukainada, y estos días han tenido que recuperarlo para poder volver a niveles normales de producción.
De hecho, para junio sus fábricas estarán ya operando a pleno rendimiento, con una producción estimada de 900.000 unidades durante el año fiscal (abril 2011-marzo 2012). Gracias a esta vuelta a la normalidad, los planes de implantación de la tecnología de motores SKYACTIV no tendrán que ser retrasados, circunstancia esta que hasta ahora permanecía todavía sin confirmar. En definitiva buenas y muy merecidas noticias para Japón.
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