
A las afueras de Berlín, junto a una de sus autovías más transitadas, se encuentran los restos de uno de los circuitos más insólitos de la historia del automovilismo: el AVUS. Hoy su trazado pasa casi desapercibido, pero en su día, fue el trazado más rápido y temerario del mundo, escenario de grandes hitos y también de trágicos accidentes.
Con dos rectas interminables unidas por una horquilla y una curva peraltada tan extrema que fue apodada "el muro de la muerte", el AVUS marcó una era de velocidad sin igual. Pero, ¿qué lo hizo tan especial y por qué se convirtió en un circuito legendario?
El nacimiento de AVUS: la primera autopista convertida en circuito
El AVUS (Automobil-Verkehrs und Übungsstraße, "Carretera de Tráfico y Entrenamiento de Automóviles") comenzó a gestarse en 1907 como una vía experimental para la industria automovilística alemana. Sin embargo, su construcción se retrasó por la Primera Guerra Mundial y no fue hasta 1921 cuando se inauguró oficialmente. Se trataba de un diseño extremadamente simple: dos rectas paralelas de casi 10 km unidas por curvas peraltadas.
El circuito sirvió como carretera de peaje entre Berlín, Wannsee y Potsdam cuando no se usaba para competiciones, convirtiéndose así en la primera autopista de la historia moderna. Sin embargo, su verdadera fama llegó con las carreras de alta velocidad, que atrajeron a los fabricantes más prestigiosos y a los pilotos más valientes de la época.
Desde sus primeros Grandes Premios en la década de 1920, el AVUS demostró ser un circuito tan fascinante como peligroso. En 1928, Fritz von Opel batió un récord al alcanzar 238 km/h en su Opel RAK2, impulsado por 24 cohetes de combustible sólido.
Sin embargo, la gran transformación llegó en 1936, cuando se reconstruyó la curva norte con un peralte de 43,6 grados, el doble de inclinación que Daytona o Indianápolis.
Con esta modificación, AVUS se convirtió en el circuito más rápido del mundo. En 1937, Hermann Lang, al volante de un Mercedes W25K-M125 con carrocería aerodinámica, logró una velocidad media en carrera de 260 km/h, un récord que se mantuvo por décadas.
Rudolf Caracciola, con un Mercedes W125, alcanzó 438 km/h en 1938, una marca que permaneció imbatida en circuitos cerrados por muchos años. A partir de aquél día se ganó el apodo de "Maestro de la lluvia".
La tragedia y el declive de AVUS: el circuito más rápido del mundo: el circuito más rápido del mundo
Más allá de sus luces y sus días de gloria, el AVUS también tiene una leyenda negra, pues la velocidad extrema del circuito y sus características también trajeron consigo varias tragedias. Una de las primeras aconteció en 1933, cuando Otto Mertz falleció tras perder el control de su coche bajo la lluvia.
Más tarde, en 1938, el piloto Bernd Rosemeyer murió intentando batir el récord de velocidad en tierra. Y en 1959, durante un evento previo al Gran Premio de Alemania de F1, Jean Behra perdió la vida en la curva peraltada tras un accidente brutal.
Estos y otros muchos incidentes, sumados a los avances en seguridad y el crecimiento del tráfico en la zona, llevaron a la progresiva desaparición de AVUS como circuito. En 1967, la curva norte fue demolida y sustituida por una versión plana. En la década de 1970, solo se celebraban dos carreras al año, hasta que en 1999 AVUS dejó de utilizarse definitivamente para competiciones.
Hoy en día, lo que fue el circuito AVUS es parte de la autovía A-115 en Berlín. Sin embargo, todavía se pueden encontrar algunas de sus gradas originales y ver parte de su emblemática infraestructura, recordando a los visitantes la gloria y el peligro de este trazado legendario.
El AVUS fue mucho más que un circuito; fue el escenario de algunos de los momentos más veloces y aterradores de la historia del automovilismo. Un lugar irrepetible, marcado por la osadía y la tragedia, que sigue despertando admiración entre los amantes del motor.
Imágenes | Berlin.De