Aunque cada vez se venden más, uno de los motivos por los que los coches eléctricos no acaban de despegar en Europa es que los consumidores necesitan precios más asequibles, además de ayudas efectivas. Este es un terreno en el que las marcas chinas avanzan con paso firme, aunque Bruselas sospecha que el gigante asiático no está jugando limpio.
La Comisión Europea lleva meses investigando si las importaciones chinas de vehículos eléctricos están recibiendo diversas ayudas que hacen que sus coches sean anormalmente baratos, afectando a la competencia. Ahora un organismo chino responde que esta investigación “podría estar sesgada y carecer de objetividad”, para perjudicarles.
No sólo las ventas de coches eléctricos están en juego: hay intereses económicos y políticos
Los primeros avances en la investigación que abrió el pasado mes de octubre la Unión Europea (UE) sobre las importaciones de vehículos eléctricos chinos están generando cierta crispación entre los fabricantes chinos. Según Reuters, el vicepresidente de la Cámara China de Comercio para la Importación y Exportación de Maquinaria y Productos Electrónicos (CCCME), Shi Yonghong, duda abiertamente sobre esta investigación.
Ni los primeros avances de la investigación de la Unión Europea, ni medidas que se están empezando a llevar a cabo (por ejemplo en Francia) para frenar la expansión por Europa de los coches chinos más baratos, ni siquiera las primeras reuniones entre ambas partes, están ayudando a apaciguar las aguas de un mercado automovilístico europeo cada vez más revuelto.
Según recogen Reuters y varios medios chinos, el vicepresidente de la CCCME (que representa a 12 fabricantes chinos de vehículos eléctricos), cree que la investigación por parte de la UE “no es transparente y viola las normas del comercio mundial”, algo que afirma incluso antes de que se conozcan las conclusiones definitivas de dicha investigación.
Entre los argumentos de Yonghong para hacer estas afirmaciones, se encuentran que la Comisión Europea haya seleccionado específicamente a fabricantes chinos para la muestra de su estudio como BYD, Geely y MG, excluyendo a “importantes exportadores de China a UE en 2023 como son Tesla o Dacia”.
Así, según la CCCME, la investigación no contaría ni con datos suficientes ni objetivos sobre el impacto real de las marcas chinas en la industria europea. “Esta selección sesgada de la muestra ha empañado todo el proceso de investigación”, declaró.
Además, Yonghong afirmó que la Comisión parecía haber seleccionado a propósito a estos tres fabricantes chinos para llegar a “conclusiones predeterminadas” sobre las subvenciones. También señaló que los fabricantes chinos no están perjudicando a los fabricantes de la UE, ya que los primeros “se centran en segmentos de mercado diferentes”.
La oposición a esta investigación no se limita al lado chino. Y es que actualmente, los aranceles para los vehículos que llegan a la UE desde China son del 10 % y, si Bruselas toma medidas, podrían subir al 15 % o 20 %, encareciéndose su precio final.
Fabricantes como Mercedes-Benz, con fuertes lazos comerciales con China, así como BMW o Volkswagen ya han pedido a la UE que deje a un lado las represalias y los aranceles, advirtiendo que las medidas resultantes podrían tener consecuencias negativas en lugar de proteger a la industria europea.
De momento, China sigue creciendo en Europa con nuevas fábricas como la próxima de BYD en Hungría, la de Geely en Bélgica (donde fabrica el Lynk & Co 01 y el Volvo XC40) o la de SAIC Motor, casa madre de MG, que ya ha avanzado también sus planes. Con tantos intereses económicos y políticos en juego, queda por ver cómo se desarrollarán los próximos capítulos de esta guerra comercial entre dos de los actores más importantes en la carrera hacia la movilidad eléctrica.
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