Hay países en los que resulta posible comprar y mantener un coche sin sacrificarse económicamente si tenemos en cuenta el nivel de vida, los impuestos y el salario promedio. Algunos son Australia, EEUU, Dinamarca o Canadá. Pero en el polo opuesto hay países en los que se necesita destinar más del 650 % del salario anual promedio para ser propietario de un vehículo, como es el caso de Turquía.
El país, que acaba de aprobar aranceles adicionales del 40 % a los coches eléctricos chinos, grava de forma astronómica los automóviles en función del tamaño del motor con el denominado Impuesto Especial al Consumo (SCT por sus siglas en inglés), y por eso podemos ver el Mercedes-Benz Clase E con motor 1.5 litros a un precio de unos 128.000 euros al cambio.
Grandes berlinas con motores pequeños para que la gente los pueda comprar
Los turcos pagan el doble que en España por la berlina alemana y con un motor más pequeño. Aquí el modelo arranca en un 2.0 Litros y 204 CV, y esto se debe a que el SCT para los coches nuevos con un motor de menos de 1.6 litros de cilindrada comienza en el 45 % del valor del coche, siempre que el precio no supere los ridículamente bajos 5.600 dólares. Pero no es la primera vez que vemos motores tan pequeños en buques insignia. Lo hemos visto también con el BMW 730i de acceso a gama y equipado con un motor de 4 cilindros en línea que se puso a la venta en Turquía y China hace unos años.
Anteriormente, en Turquía los vehículos pagaban impuestos por peso, pero llegaron los impuestos según el tamaño del motor. Así, las cosas empeoraron para los consumidores turcos en 2020 cuando el STC subió del 60 al 80 % para vehículos importados con motor de 1.6 litros. Los modelos eléctricos con más de 2.000 cc vieron sus impuestos subir del 100% al 130%, mientras que los costes para los coches del segmento alto saltaron del 160% al 220%. Por eso vemos el Mercedes-Benz E180 de 1.5 litros o BMW 520 i de 1.6 litros.
Por algo Turquía es uno de los países del mundo en el que es más caro comprar y mantener un coche. El objetivo del Gobierno turco es potenciar su mercado doméstico y los coches fabricados en el país, por ello también se adelantó a la UE y aplicó aranceles adicionales a los coches eléctricos chinos.
Pero puede ser un tiro en el pie para el país: aunque los aumentos no se aplican a los automóviles producidos localmente, los productores nacionales pueden tener dificultades para beneficiarse ya que también dependen de productos importados.