"No se quitarán derechos de acceso a los vehículos existentes". La DGT adelanta que trabaja al fin en un cambio en las etiquetas medioambientales

"No se quitarán derechos de acceso a los vehículos existentes". La DGT adelanta que trabaja al fin en un cambio en las etiquetas medioambientales
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El sistema de etiquetas medioambientales de la DGT tiene muchas lagunas, desde el momento en el que se implantó, por lo que actualizarlo siempre ha estado en el aire, aunque la DGT nunca ha confirmado esta posibilidad. Hasta ahora.

En una entrevista concedida a Arval y recogida en el Arval Mobility Observatory 2024, el director de la DGT, Pere Navarro, asegura que están trabajando en actualizar el sistema de distintivos medioambientales, aunque todavía no se sabe en qué consistirán los cambios.

Tu coche actual tendrá la misma etiqueta ambiental que hasta ahora

El tiempo pasa, cada vez hay más coches electrificados y ZBE y, a pesar de que siempre se habla de la posibilidad de cambiar este sistema de etiquetas, la DGT no lo hace. Sin embargo, ahora Pere Navarro ha confirmado que la DGT está trabajando en actualizar el sistema de distintivos medioambientales.

Pere Navarro lo ha desvelado en una entrevista concedida a Arval y recogida en el Arval Mobility Observatory. En esa entrevista, se pregunta sobre una posible actualización del etiquetado de vehículos y el director de la DGT deja claro que es algo que sucederá en algún momento, pero no dice cuándo y, sobre todo, no adelanta en qué consistirán estos cambios.

Pere Navarro

“La actualización del sistema vigente de distintivos medioambientales es una de las tareas que se viene estudiando desde hace tiempo con varias opciones identificadas sobre la mesa, pero todavía sin criterios de evaluación decididos, debido a la disparidad de tecnologías y aspectos a tener en cuenta como la normativa Euro 7 o la futura nueva Directiva de Calidad del Aire de la UE”, ha dicho Pere Navarro.

El máximo responsable de la DGT también aclara que la actualización de las etiquetas solo afectará a los vehículos nuevos y no a los que ya existen. Es decir, que los coches actuales se quedan con las etiquetas que tienen, independientemente de los cambios que vengan en el futuro.

“En todo caso, no habrá una reclasificación general que haga perder derechos de acceso a los vehículos existentes, sino que afectará más a los nuevos vehículos. El proceso de cambio tendrá entre sus prioridades una estrategia de comunicación muy amplia con la colaboración de fabricantes e instituciones junto con la DGT y con un período de información de duración suficiente que permita reducir las confusiones”, comenta Pere Navarro.

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Hay quien baraja la posibilidad de que el nuevo sistema de etiquetas de la DGT no solo atienda a criterios medioambientales y también tenga que ver con el nivel de seguridad de los vehículos, pero lo cierto es que no tiene mucho sentido. Hoy por hoy, casi todos los coches cumplen con altos estándares de seguridad, en buena medida porque deben cumplir con las normativas europeas relacionadas con esta cuestión para venderse en nuestro mercado.

Solo hay que ver que casi todos los coches nuevos consiguen la máxima puntuación en las pruebas Euro NCAP, por lo que tendrían una clasificación similar si el nuevo sistema de etiquetas tuviese que ver con su nivel de seguridad.

Otra cuestión es que, además del sistema de etiquetas medioambientales, la DGT ponga en marcha un sistema de etiquetas de seguridad. Ahora que Pere Navarro ha dejado la puerta abierta al cambio en el sistema de etiquetas que lleva tanto tiempo en el aire, es de esperar que la DGT se ponga las pilas y anuncie novedades cuanto antes.

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En cualquier caso, lo que está claro es que la prioridad debería ser corregir los fallos e incongruencias que tienen los distintivos medioambientales actuales y que afectan a cada vez más conductores.

Hasta hace unos meses, si un coche no tenía etiqueta de la DGT, era B, C, ECO o CERO no tenía especial relevancia, pero, con el paso del tiempo, las restricciones a la circulación han llegado a decenas de ciudades a través de las ZBE y que un coche pueda acceder a ciertos lugares o lo tenga prohibido depende exclusivamente de la etiqueta que luzca en el parabrisas.

Los coches sin etiqueta ya no pueden entrar a las ZBE de muchas localidades y en algunos municipios estas ZBE son tan grandes que, de facto, estos coches no sirven para nada. Literalmente tienen prohibido circular, como sucede en Madrid.

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Por otro lado, también en función de la pegatina de la DGT, algunos coches pueden aparcar gratis en las zonas de estacionamiento regulado de algunas ciudades. En cualquier caso, los distintivos medioambientales de la DGT se han convertido en algo crucial.

El problema es que, desde el primer día, el sistema de etiquetas medioambientales de la DGT ha sido un poco chapuza. Uno de los inconvenientes que tiene es que se otorga la misma etiqueta ECO a coches con grados de electrificación muy diferentes e incluso a modelos que no están electrificados.

Si el coche es híbrido (HEV), micro híbrido (MHEV) con un motor eléctrico y una batería testimoniales, o se puede mover indistintamente con gasolina y gas (GLP o GNC). Todos estos modelos tienen la etiqueta ECO, desde un pequeño Toyota Yaris híbrido de 130 CV que es un mechero hasta un enorme Audi RS Q8 de 600 CV que tiene un pequeño motor eléctrico, pero pesa el doble que el Yaris.

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Muchos SUV enormes y con motores muy potentes tienen la etiqueta ECO o la CERO.

La etiqueta ECO es una especie de cajón de sastre en el que la DGT ha metido todo tipo de vehículos. Hace años, cuando se puso en marcha el sistema de etiquetas de la DGT, no había tantos coches electrificados en el mercado, pero ahora sí, por lo que el problema se ha multiplicado.

Y algo parecido sucede con la etiqueta CERO de la DGT. Tanto los coches 100% eléctricos como los híbridos enchufables que homologuen más de 40 km de autonomía eléctrica cuentan con este distintivo.

Una vez más, no es lo mismo un Dacia Spring 100% eléctrico de 45 CV que apenas supera los 1.000 kg, que un Porsche Cayenne Turbo E-Hybrid de 740 CV que pesa 2.645 kg. Para la DGT, sin embargo, se encuentran al mismo nivel en materia de clasificación medioambiental y los dos tienen la misma etiqueta CERO. No tiene sentido.

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