EEUU, un país en el que los sindicatos no han estado bien vistos por las empresas, es el segundo productor y vendedor de coches a nivel mundial, solo por detrás de China. Históricamente, la industria ha estado -y sigue- traccionada principalmente por los trabajadores del llamado Big Three (Ford, General Motors y Stellantis), y acaban de decir 'basta'.
Tras unas negociaciones infructuosas entre el sindicato representante y los Tres de Detroit, cerca de 12.700 trabajadores han ido a huelga en lo que se considera un movimiento histórico en el sector automotriz.
Tres días de huelga sin acuerdo a la vista y con despidos de por medio
La importancia de este parón radica en que es la primera vez que el sindicato United Auto Workers (UAW) se declara en huelga simultánea contra los tres principales fabricantes de coches. Llevan ya tres días y no parece que haya acercamiento entre las demandas de los trabajadores y las compañías:
"Es una pena que las empresas no hayan seguido nuestro consejo y no se hayan puesto manos a la obra desde el inicio de las negociaciones a mediados de julio", ha dicho el presidente del UAW, Shawn Fain, en declaraciones recogidas por Reuters.
Los negociadores del UAW y Ford mantuvieron "discusiones razonablemente productivas" sobre un nuevo contrato el sábado, mientras que Stellantis, matriz de Chrysler, dijo que elevó su oferta, proponiendo aumentos de salario del 20 % en un período de cuatro años y medio, incluido un aumento inmediato del 10 %. Eso coincidía con las propuestas de General Motors y Ford.
Pero no es lo que los trabajadores de las plantas de ensamblaje están demandando.
Las propuestas representan aproximadamente la mitad del aumento salarial del 40 % que exige el UAW hasta 2027, incluido un aumento inmediato del 20 %. Además, el UAW exige semanas laborales más cortas, el restablecimiento de las pensiones de beneficios definidos y una mayor seguridad laboral a medida que los fabricantes de automóviles transitan el cambio a los vehículos eléctricos.
Y de fondo, comienza a aflorar en el debate público los desorbitados salarios de los CEOs de estas empresas. En el caso del salario que gana la directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, ha aumentado un 34 % en los últimos cuatro años y gana casi 30 millones de dólares al año. El CEO de Ford, Jim Farley, ganó alrededor de 21 millones de dólares el año pasado.
The CEO of General Motors just went on CNN and it went like this:
— More Perfect Union (@MorePerfectUS) September 15, 2023
"You've seen a 34 percent pay increase in your salary.
You make almost 30 million. Why should your workers not get the same type of pay increases that you're getting leading the company?" pic.twitter.com/wFnCZD86RR
Aunque no se ha unido el grueso de trabajadores, los Tres Grandes de Detroit deberían preocuparse ya que un parón en la producción afectará a casi la mitad de las ventas de vehículos en EEUU.
Recordemos que en 2019, 46.000 trabajadores de General Motors fueron a huelga durante 40 días, lo que costó a la compañía 3.000 millones de dólares.
De momento las actuales huelgas han detenido la producción en tres plantas en Michigan, Ohio y Missouri que producen el Ford Bronco, el Jeep Wrangler y el Chevrolet Colorado, junto con otros modelos clave.
After negotiations broke down, the UAW announced a targeted strike at a few Big 3 auto plants.
— President Biden (@POTUS) September 15, 2023
No one wants a strike, but I respect workers' right to collective action.
Workers deserve to share in the benefits they helped create for an enterprise. pic.twitter.com/zlnvnYVvao
Esto ha provocado que Ford despida de forma indefinida a 600 trabajadores en una planta de Michigan debido al impacto en la producción.
Mientras tanto, el presidente de EEUU, Joe Biden, se posicionado a favor de que los trabajadores lleguen a un acuerdo que satisfaga sus demandas; un movimiento que busca atraer el voto para su reelección en 2024 con la sombra de Donald Trump acechando. "Nadie quiere una huelga, pero respeto el derecho de los trabajadores a la acción colectiva", ha dicho.
Una huelga histórica en un momento de baja afiliación
La importancia de este parón radica en el hecho de que ocurre en un momento el que la afiliación sindical es baja en EEUU. En el 79 casi 21 millones de trabajadores pertenecía a un sindicato: era su momento de mayor apogeo. En 2018 esa cifra no llegaba ni a 15 millones.
En el caso del UAW, en los últimos 10 años la afiliación sindical alcanzó su punto máximo en 2017 con 430.871 miembros y ha disminuido lentamente desde entonces.
Este sindicato tiene 600 sindicatos locales y representa a trabajadores de toda la industria, incluidas corporaciones multinacionales, pequeños fabricantes, gobiernos estatales y locales, colegios y universidades, hospitales y organizaciones privadas sin fines de lucro.