Desde hace casi dos años, uno de los objetivos de la Unión Europea es prohibir la venta de coches nuevos con motor de combustión a partir de 2035. Empezó siendo una propuesta y hace unas semanas acabó aprobándose en el Parlamento Europeo.
Para convertirse en normativa solo necesita el visto bueno del Consejo Europeo, es decir, de los jefes de estado de los países miembros. Pero hace unos días hubo un giro de guion: Alemania bloqueó la votación final porque quiere garantías para el carburante sintético.
A Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno de España y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, no le ha gustado la postura de Alemania y ha cuestionado su decisión.
A contracorriente de Alemania e Italia
Hace tan solo unos días todo indicaba que finalmente la prohibición del coche de gasolina y diésel en 2035 tendría luz verde, pero hubo un contratiempo: el veto de Alemania.
A estas alturas del año pasado, Alemania dio su apoyo a la propuesta de la Unión Europea para condenar a muerte los coches con motor de combustión, a pesar de que antes se mostró reticente a esta medida para dejar hueco a los combustibles sintéticos, o e-fuels.
A lo largo de todo este tiempo han pasado muchas cosas y Alemania ha vuelto a cambiar de parecer para volver a su postura inicial. Después de que el Parlamento Europeo diera el sí a esta normativa, solo faltaba que el Consejo Europeo lo aprobase, pero Alemania bloqueó ese trámite con su negativa.
El motivo es el mismo por el que el ejecutivo alemán era reticente en 2022: dejar una puerta abierta a las tecnologías libres de CO₂. “Necesitamos la tecnología de pila de combustible de hidrógeno y también los e-fuels, especialmente en vehículos pesados”, dijo el secretario de Estado de Transporte de Alemania, Michael Theurer.
Para muchos, esta prohibición de la Unión Europea es lo más parecido a pegarse un tiro en pie, dada el peso que tiene la industria del automóvil en los países miembros, sobre todo ahora que los fabricantes asiáticos han decidido entrar con todo en nuestro continente.
Durante los últimos meses, Alemania no ha sido el único país que ha cuestionado esta decisión. Francia también ha señalado que prohibir simple y llanamente los coches con motor de combustión no es la solución.
Por su parte, la semana pasada Italia se unió a Alemania en el veto a la prohibición. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, dijo que esta medida tiene poco sentido y pone en riesgo de miles de puestos de trabajo.
Sin embargo, España está alineada en la dirección contraria a Alemania e Italia. Pese que nuestro país es el segundo productor de coches de Europa y cuenta con dos millones de trabajadores que dependen del sector, es uno de los países que está a favor de la prohibición tal y como se ha planteado hasta ahora, sin excepciones a los combustibles sintéticos que podrían mantener vivos los motores de gasolina y diésel.
Es más, España ha puesto en cuestión la decisión que tomó Alemania hace unos días, respaldada por Italia, a través de Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno de España y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En palabras recogidas por Automotive News Europe, la vicepresidenta segunda de España ha dicho que la postura de Alemania “es decepcionante”. Ribera también se ha hecho una pregunta: “¿Qué pasa si otros gobiernos deciden hacer algo similar en cualquier tema? Las reglas de procedimiento son para todos”.
La vicepresidenta ha ido más allá y asegura que las objeciones de Alemania se deben a los conflictos internos de la coalición de gobierno que lidera actualmente el canciller Olaf Scholz: “Pueden tener una dificultad política interna, pero ahora han exportado su dificultad política interna a toda la Unión Europea”
Sobre los carburantes sintéticos, Ribera ha dicho que Europa todavía necesita evaluar el impacto de los combustibles sintéticos en los objetivos de reducción de carbono. Mientras tanto y, a pesar de que su futuro es incierto, los fabricantes siguen investigando e invirtiendo en los e-fuels, como Porsche, que ya lo está produciendo en Chile.
El siguiente paso tras el veto de Alemania e Italia a la votación que debería haber tenido lugar el 7 de marzo es que la Unión Europea y Alemania lleguen a un punto de encuentro y se fije una nueva fecha para la votación de la prohibición por parte del Consejo Europeo, puede que esta vez incluyendo la excepción de los combustibles sintéticos, aunque a España no le gusta la idea.