Uno de los aspectos a resaltar de la situación actual es que todo lo que está sucediendo es novedoso e inesperado. Nuestros hábitos han cambiado de la noche al día y tenemos que plantearnos si nuestra forma de entender el mundo debe ser diferente tras este periodo, que en cualquier caso esperemos que sea corto.
La baja movilidad que en estos días se está produciendo es una movilidad irreal, pero una movilidad que muchas veces se ha tratado de modelizar e incluso simular con el objetivo de estudiar cuáles son los resultados.
Pues bien, ahora no hace falta simularla; si queremos ver cóo es la vida sin vehículos circulando por las calles, solo tenemos que asomarnos a la ventana.
Movilidad y contaminación, ¿relación directa?
Con el fin de concienciar sobre el uso responsable del tráfico motorizado y promover alternativas que sean más ecológicas, la Comisión Europea celebra el Día sin Coches todos los 22 de septiembre desde hace 20 años. Este día se impulsan en muchas ciudades europeas diferentes actuaciones dirigidas a la población.
Al día siguiente se tratan de extraer conclusiones. En algunos casos se consigue un leve descenso del tráfico, en alguna portada sale algún que otro alcalde montando en bicicleta e incluso algún medio de comunicación se atreve a atisbar una leve mejoría en la calidad del aire.
Esta situación ha creado un autentico banco de pruebas con datos reales
Realmente, más allá de tratar de hacer predicciones nunca se ha sabido a ciencia cierta cuál es la repercusión real ya que como veremos, los datos atmosféricos obtenidos en un solo día no ofrecen un rigor científico suficiente.
Pero si algo está teniendo esta crisis es que se está convirtiendo en un inesperado banco de pruebas totalmente real que nos está dando respuestas a muchas cuestiones sobre cómo consumimos, cuáles son nuestras prioridades reales… y la que nos atañe ahora: cómo afecta el tráfico rodado en la contaminación.
China, primer ejemplo de reducción de contaminación
Las predicciones de futuro de cualquier país en esta crisis pasan por ver qué es lo que ha sucedido en los primeros países que la sufrieron, es dcir, China o Italia
En el caso de la contaminación, los satélites de la NASA y de la ESA han detectado disminuciones significativas en el dióxido de nitrógeno sobre China.
El 23 de enero de 2020, las autoridades chinas cortaron el transporte que entraba y salía de Wuhan, y se cerraron las empresas locales para reducir la propagación de la enfermedad. Este fue el primer confinamiento masivo que produjo el COVID-19 en todo el mundo.
Analizando las emisiones de dióxido de nitrógeno, cuyos principales emisores son los vehículos, las plantas de energía y las instalaciones industriales, se pueden observar la variación en los niveles de NO2.
En las imágenes podemos observar los valores de este gas en China del 1 al 20 de enero de 2020 (antes de la cuarentena) y del 10 al 25 de febrero (durante la cuarentena). Los datos fueron recolectados por el Instrumento de Monitoreo Troposférico (TROPOMI) en el satélite Sentinel-5 de la ESA (Agencia Espacial Europea). Estas mediciones han sido similares a las realizadas por el satélite Aura de la NASA el Instrumento de Monitoreo de Ozono (OMI).
Esta reducción, que se inició a nivel local, se extendió rápidamente a lo largo de todo el país conforme se iba generalizando el confinamiento de la población.
Evolución en Europa
La ESA ha verificado una evolución similar en Europa, los últimos datos basados en observaciones del satélite Copernicus Sentinel-5P muestran fuertes reducciones en las concentraciones de dióxido de nitrógeno en varias ciudades importantes de Europa como París, Madrid, Barcelona, Roma o Milán.
Las imágenes satelitales muestran las concentraciones de dióxido de nitrógeno del 14 al 25 de marzo de 2020 en comparación con el promedio mensual de concentraciones de 2019.
Aunque parece claro, los científicos necesitan contrastar todas las variables que contribuyen a estas variaciones, como el comportamiento de la atmósfera en esos momentos.
En este sentido, Henk Eskes, de KNMI, explica la necesidad de estudiar este fenómeno en periodos de días. Las concentraciones de dióxido de nitrógeno varían de un día a otro debido a los cambios en el clima y, por lo tanto, no se podrían sacar conclusiones basadas en los datos de un solo día.
La concentración de dióxido de nitrógeno se ha reducido en un 64% en España
Los estudios de la ESA revelan que la química de estos descensos en países del sur de Europa no son tan claros como en otros países del norte, como los Países Bajos y el Reino Unido. En estos últimos, los científicos han observado una mayor variabilidad debido a las condiciones climáticas cambiantes en este periodo.
En España, los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno se han reducido en un 64% desde la implantación de las medidas de confinamiento, según el Centro de Tecnologías Físicas de la UPV.
Las recesiones económicas, paralelas a las contaminantes
Nunca se había visto una cosa igual, aunque sí es cierto que se habían dado situaciones parecidas a nivel local y en espacios más cortos de tiempo.
En general, en las crisis económicas, al haber menos movilidad hay una reducción de gases contaminantes. Es el caso de la recesión económica que comenzó en 2008. Si analizamos el caso de España y nos fijamos en los años en los que el crecimiento interanual del PIB era negativo (de 2008 a 2013), efectivamente se constata que las emisiones de óxidos de nitrógeno procedentes del transporte bajaron de una forma más llamativa.
¡Ojo con la salida de la crisis!
Aunque la economía está parada en estos momentos, se trata de un parón temporal y en pocos días se dará el pistoletazo de salida, se intentará volver a reactivar todo, crecer y generar más negocio, retomar servicios, proyectos, etc. Todo ello supondrá mayor movilidad.
Pero no vale todo, las salidas de las crisis financieras no suelen ir seguidas por políticas que beneficien la calidad del aire y combatan el cambio climático. La historia reciente en España y Europa proporciona varios ejemplos de este patrón.
Con el argumento de priorizar por encima de todo la economía, se corre el riesgo de dejar de lado las políticas medioambientales. Sin embargo, la preocupación por el medio ambiente no debe desaparecer. Hace pocos meses se desarrolló la cumbre del COP-25 y se extrajeron una líneas de desarrollo para los próximos años, estas medidas deben seguir adelante con el apoyo de todos los países que se comprometieron a llevarlas a cabo.
La situación actual plantea un reto en la movilidad y el transporte, pero también para el medio ambiente. Salir airoso de ella es posible que nos ayude a evitar crisis futuras y la mejor forma es ver si la forma en que nos desplazamos es sostenible y los vehículos que utilizamos son respetuosos con el medio ambiente.
Mantener las políticas medioambientales tras el COVID-19 es un reto para el planeta
Debido al aumento de la producción y la movilidad, durante los períodos de recuperación económica después de una crisis, se produce un aumento de las emisiones. Por ejemplo, tras su batalla contra el COVID-19 , China ha anunciado la construcción de docenas de nuevas centrales de carbón como una de las principales medidas para estimular la economía del país.
Otro factor a tener en cuenta en esta situación específica es que, cuando se levanten las medidas de confinamiento, el miedo al contagio puede llevar a muchos usuarios de transporte público a utilizar sus medios privados, con lo que el tráfico puede sufrir un importante repunte.
Pero ¿y la contaminación dentro de casa?
Por poner un sencillo ejemplo, uno de los productos que más están escaseando en estos días en los lineales de los supermercados son las lejías, productos que hay que usar con precaución, de lo contrario, pueden producir graves intoxicaciones. De hecho, estos días están aumentando los casos de intoxicaciones por productos de limpieza en las urgencias pediátricas.
Hemos pasado de la contaminación externa a la contaminación interna en nuestros hogares
Muchos productos de limpieza tienen partículas ultrafinas y compuestos orgánicos volátiles. Estar todos confinados en casa puede hacer que descuidemos algunas normas básicas como la máxima de “mantener fuera del alcance de los niños” las sustancias peligrosas, sobre todo si nos pasamos el día limpiando.
La casa se ha convertido en nuestro pequeño mundo, cuidemos por ahora el aire que respiramos dentro de ella y, cuando recuperemos nuestro ritmo, no olvidemos seguir luchando contra la contaminación externa.
Imágenes: Istock | fizkes; 5bf5911a_905; JJFarquitectos; alphaspirit; red_pepper82; Observatorio de la Tierra de la NASA de Joshua Stevens