
"Debería haber un proceso de aprobación federal para los coches autónomos. Si hay un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), intentaré que suceda", dijo en octubre Elon Musk a los accionistas de Tesla. Pocos días después se creó dicho departamento y Donald Trump puso al de Tesla al frente. El DOGE decide quién sobra en el gobierno federal y así ahorrar gastos.
Musk ya ha sacado la guadaña a pasear echando en la calle a muchos funcionarios. Entre ellos, de la NHTSA. Es el organismo encargado de redactar la regulación a la que se refería Musk. También quien ha ordenado investigaciones y retiros de seguridad a Tesla, en especial por el Autopilot FSD. Pero lo que es un claro movimiento para quitarse esa molesta china en el zapato para su firma de coches eléctricos puede volverse en su contra.
"Claro conflicto de intereses"
Elon Musk no solo está recortando gasto funcionarial: está metiendo la tijera en su propio beneficio. Por ejemplo echó a empleados de Inspección de Trabajo justo cuando se estaba investigando la muerte de un empleado de la Gigafactory de Texas por negligencia de Tesla. Investigación que se cerró sin conclusiones.
La NHSTA era otro de los que estaban en la picota: la DGT estadounidense no deja de ponerle "palos en las ruedas" a Tesla. Dicho y hecho: Musk no ha tardado en despedir a parte de su plantilla. En especial a los expertos en conducción autónoma.
Despidos desproporcionados. Hasta febrero, la NHTSA la integraban unos 800 empleados y Elon Musk ha puesto en la calle a 30, cerca de un 4 % de la plantilla. Lo hizo por correo electrónico el Día de San Valentín. Muy apropiado. Según detallan en Financial Times lo ha hecho desproporcionadamente en el departamento encargado de la conducción autónoma: de sus siete miembros ha despedido a tres.
¿El argumento señalado en la carta de despido? Por "bajo rendimiento". Un alto cargo de la NHTSA, que se ha salvado de la criba, asegura que los motivos nada tienen que ver con el desempeño en sus puestos de trabajo. "Existe un claro conflicto de intereses al permitir que alguien con intereses comerciales influya en los nombramientos y las políticas de la agencia que los regula", apunta otro, en su caso ex directivo de la NHTSA.
Lanzar sus coches autónomos y acabar con un vecino incómodo. Para que Tesla preste servicio llevando pasajeros con su robotaxi, el Tesla Cybercab, debe recibir la autorización de la NHSTA. La DGT de EEUU jamás ha emitido un permiso para el transporte de personas en un vehículo autónomo sin volante ni pedales. El Cruise Origin de General Motors, también sin estos mandos, no lo consiguió tras años de desarrollo y acabó cancelándose el pasado verano. Musk no quiere que pase lo mismo con su robotaxi.
Además, la NHTSA también es clave en la redacción del AV STEP, precisamente el programa que debe evaluar y supervisar los coches autónomos sin conductor. Cada estado tiene su normativa, pero la regulación estatal del gobierno federal se impone cuando hay un conflicto entre ambas. Tesla asimismo necesita el visto bueno de la NHSTA para lanzar el Autopilot FSD sin supervisión, que es el que llevará el Cybercab.
Más allá de que Tesla necesita poner a funcionar su servicio de robotaxis, algo que prometió a sus cada vez más escépticos accionistas y abrir camino al nuevo futuro de la marca, la NHTSA es un organismo tremendamente molesto para la firma. Actualmente tiene abiertas ocho investigaciones, cinco de ellas sobre el Autopilot FSD o las tecnologías a las que recurre.
En 2021, la NHTSA emitió una orden permanente que exige que las marcas de coches notifiquen en un máximo de 24 horas cualquier incidente relacionado con sistemas de asistencia ADAS o de conducción autónoma. Esto ha afectando en especial a Tesla, estando su Autopilot FSD bajo lupa. Ejemplo de ello fue el retiro masivo de dos millones de coches a finales de 2023 para actualizar el FSD tras varios incidentes. La NHTSA ahora investiga dicha actualización: los accidentes han continuado y está evaluando si sigue siendo demasiado permisivo.
"Deberíamos estar presionando para que se incorpore personal a la NHTSA"
Lo cierto es que Tesla necesita esa autorización de la NHTSA para lanzar su servicio de robotaxis, como también esa normativa federal que se imponga a las regulaciones de cada estado. Por ejemplo en Texas son laxas en lo que toca a las exigencias de seguridad de los coches autónomos, pero en California son mucho más severas.
Al prescindir de casi la mitad de los empleados del departamento de tecnologías de conducción autónoma, esto puede reducir la capacidad de la NHTSA para que estas normativas vean la luz. Así lo ha defendido ante Financial Times uno de los despedidos.
Pero no solo lo opinan afectados por "la motosierra" del DOGE, también dentro de la propia Tesla. "Dejar que el DOGE despida a los de la división de vehículos autónomos es una locura. Deberíamos estar presionando para que se incorpore personal a la NHTSA", defendió un gerente de la firma de Musk. "Deberían estar desarrollando un marco nacional para vehículos autónomos; de lo contrario, Tesla no tiene ninguna posibilidad de crecer en FSD ni en robotaxis".
Por otro lado, anticiparse demasiado con la tecnología de conducción autónoma también podría ser un problema para Tesla más allá de la regulación. "La tecnología no está madura, ni es segura. Precipitarse con esta incipiente tecnología puede retrasarla", ha señalado Ali Kani, responsable de la sección automotriz de NVIDIA, cuyo software y hardware incorporan los Tesla.
"Si una empresa comete un error, toda la industria se retrasará unos años. Por eso tenemos que actuar de la forma más responsable y no tomar atajos. Solo se podrá hacer cuando se demuestre que realmente es seguro". Hacer más laxa la normativa y sus exigencias de seguridad podría provocar justo esto: el Autopilot FSD de Tesla ha protagonizado desde frenadas fantasmas hasta aceleraciones descontroladas. Musk se ha fijado el objetivo de lanzar sus robotaxis este junio en Austin (Texas).
Imágenes | Tesla