
Con el Brabham BT46B, Gordon Murray intentó revolucionar la Fórmula 1 en 1978. Este monoplaza utilizaba un enorme ventilador para generar cargar aerodinámica y pegarse al suelo como una lapa, pero la FIA lo prohibió después de arrasar en la primera carrera que corrió.
Varias décadas después, el McMurtry Spéirling utiliza un sistema similar para ser uno de los coches más rápidos del mundo. Para demostrar lo eficaz que puede ser su ventilador, sus creadores lo han puesto patas arriba y han desafiado a las leyes de la física.
El secreto es una 'aspiradora' gigante y extremadamente ruidosa
Desde el Brabham BT46B que condujo Niki Lauda en el 78, ningún coche de competición ha vuelto a utilizar un ventilador para pegarse al suelo, pero este sistema vuelve a estar de actualidad, tanto por culpa de Gordon Murray y sus coches de calle, como por culpa del fabricante británico McMurtry Automotive recuperó este sistema en su primer coche, el McMurtry Spéirling. No está homologado para competir, pero sirve para arrasar en un trackday porque existen pocos coches que le planten cara y sean tan rápidos.
Cuando este monoplaza que apenas mide 3,2 metros de largo pulverizó el récord de Goodwood ya dejó claro lo rápido que es y desde entonces lo ha demostrado en varias ocasiones, ya sea machacando a un Ferrari LaFerrari o adelantando a coches de carreras como si fueran conos. Su secreto, además de tener 1.000 CV de músculo eléctrico y un peso inferior a los 1.000 kg, es la aerodinámica.
En su parte inferior se esconde un ventilador que lo empuja hacia la pista para pegarlo al suelo y girar, acelerar y frenar más rápido que otros coches. Es una ‘aspiradora’ muy potente que, a pleno rendimiento, genera un ruido de 120dB, como un avión a reacción. Simplemente con el coche parado, este ventilador genera 2.000 kg de carga aerodinámica, por lo que, en teoría, es suficiente para que este coche de 1.000 kg desafíe las leyes de la física y se mantenga pegado al suelo boca abajo.
Como una imagen vale más que mil palabras, McMurtry ha puesto en práctica esta teoría para demostrar de lo que es capaz el sistema Downforce-on-Demand (carga aerodinámica a demanda) de su coche.
McMurtry ha hecho esta demostración solo unos días después de batir el récord del circuito de Top Gear con el Spéirling, mejorando en 3,1 segundos el anterior mejor crono, vigente desde 2004 con un Renault R24 como el que pilotó Fernando Alonso esa misma temporada en Fórmula 1.
McMurtry ha confirmado que las primeras entregas del Spéirling a clientes tendrán lugar en 2026 y que esos coches contarán con una serie de mejoras sobre el prototipo que ha batido el récord del Top Gear Race Track, como una batería de más capacidad que proporcionará 20 minutos de autonomía en pista “a ritmo de GT3”. Solo se fabricarán 100 unidades.
Si eres aficionado a la Fórmula 1 e incluso a Moto GP, habrás oído hablar muchas veces del downforce, traducido al español como carga aerodinámica. Es un concepto que hace referencia a la fuerza que genera hacia abajo el propio vehículo con su aerodinámica, es decir, a la capacidad que tiene de ‘pegarse’ al suelo para crear agarre y aumentar la velocidad.
Existen varias formas de generar carga aerodinámica: alerones delanteros y traseros, difusores, apéndices aerodinámicos activos, el efecto suelo que tienen los Fórmula 1 actuales (es el aire que entra entre el vehículo y el asfalto) o directamente con un ventilador que succiona el aire por debajo del coche y lo pega al suelo, como si tuviera una enorme aspiradora debajo.
Esta última solución se conoce como carga aerodinámica activa y la estrenó el Chaparral 2J en los años 60. Unos años más tarde, a finales de los 70, el Brabham BT46B diseñado por Gordon Murray también utilizó un enorme ventilador para generar carga aerodinámica. Ese Brabham fue tan rápido que ganó la primera carrera en la que participó, pero la FIA prohibió este invento y no volvió a correr ningún Gran Premio más.
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Imágenes | McMurtry