
En un momento en el que las baterías son clave para la transición energética, una pequeña start-up ucraniana ha logrado lo que parecía imposible: diseñar una batería sin litio, sin cobalto, sin ningún tipo de metal... y sin riesgo de incendios. ¿El secreto? residuos de granja, agua, sal y una visión muy clara del futuro.
Esta batería estacionaria la firma SorbiForce, y se caracteriza por ser tan segura y sostenible que podría sentar un nuevo estándar en el almacenamiento de energía limpia. Pesa 20 toneladas y no moverá coches eléctricos, pero sí puede alimentar casas con paneles solares, granjas aisladas o estaciones de carga en comunidades sin red eléctrica estable.
Así se transforman los residuos agrícolas en energía útil
Lo que empezó como una idea en la Universidad de Arizona ha terminado siendo uno de los proyectos más prometedores del sector energético en la actualidad. Al menos, en lo que a almacenamiento de energía se refiere.
Al frente está el científico ucraniano Serhii Kaminskyi, fundador y CEO de SorbiForce, quien reunió a un equipo de expertos a finales de la década de 2010 con un objetivo: transformar residuos agrícolas en energía útil. Así nació la primera batería orgánica del mundo libre de metales y basada en carbono ultraporoso.
El diseño de SorbiForce es totalmente diferente al de las clásicas baterías de iones de litio, y no contiene materiales escasos ni peligrosos. Funciona gracias a tres procesos físicos que transportan electrones a través de una estructura de carbono ultraporosa, que se mantiene estable gracias al agua.
Ambos electrodos son también de carbono, lo que elimina de raíz cualquier riesgo de explosión o fuga térmica, incluso si la batería se rompe físicamente. En un mundo plagado de noticias sobre incendios causados por baterías defectuosas, esto ya es una victoria.
Más longeva, menos tóxica: mucho más segura
Las cifras también sorprenden: hasta 6.000 ciclos de carga y descarga y una vida útil estimada de 30 años. Además, al finalizar su ciclo, “el 95 % de sus materiales puede descomponerse en compuestos orgánicos, y el resto reutilizarse”, dice la compañía. Nada de residuos tóxicos, nada de complicados y peligrosos procesos de reciclaje. En comparación, las baterías de litio actuales tienen una vida útil más corta y un proceso de reciclado mucho más costoso y contaminante.
Eso sí, hay que tener claro que no es una batería para móviles, coches ni drones. Con una densidad energética de 35 Wh/kg (frente a los 150-250 Wh/kg de las de litio), su tamaño y peso son descomunales: una unidad de 700 kWh pesa unas 20 toneladas. Pero cuando el espacio no es un problema y lo que importa es la seguridad, el coste y la duración, esta solución cobra todo el sentido.
Las aplicaciones de esta tecnología están claras: almacenamiento estacionario. Viviendas con paneles solares, instalaciones agrícolas fuera de la red eléctrica, estaciones de carga solar para bicis o motos, micro-redes comunitarias o industrias que quieran estabilizar su consumo eléctrico. En todos estos casos, la batería de SorbiForce tiene ventaja: no requiere materiales importados ni minería intensiva, no arde, no contamina y se fabrica con residuos que, de otro modo, acabarían en vertederos.
En estos momentos, la start-up está preparando sus primeros proyectos piloto, con sistemas de entre 60 y 150 kWh que se desplegarán a lo largo del año. También busca recaudar 5 millones de dólares en financiación para escalar la producción. Su intención no es competir con otros fabricantes de baterías para vehículos, sino con las soluciones actuales de almacenamiento estacionario basadas en litio o plomo-ácido.
Como explica Kevin Drolet, director de marketing de la compañía, “nuestros costes de inversión son mucho más bajos porque usamos materiales abundantes y baratos aquí en Estados Unidos. Y hay una necesidad enorme de soluciones seguras, duraderas y fabricadas localmente”. Lo más interesante de SorbiForce no es solo su tecnología, sino el mensaje que transmite: los residuos pueden ser un recurso.
En vez de agravar el problema ambiental, esta batería pretende formar parte de la solución. Representa una forma de almacenamiento más limpia, segura y circular. Y si logra escalar, podría reducir la presión sobre la minería de litio, evitar accidentes y acercar la energía renovable a más lugares del mundo. No es la batería más potente ni la más ligera, pero sí una de las más sostenibles y seguras de su tipo hasta la fecha.
Imágenes | SorbiForce