En cuestión de coches eléctricos, una de las cuestiones más planteadas es cómo asimilaremos desde el punto de vista de la sostenibilidad millones de baterías que han agotado su vida útil. Por suerte, hay ya fabricantes que cuenta bastante experiencia en este ámbito.
Y es que, antes de la explosión comercial del coche 100% eléctrico, los modelos híbridos eléctricos poseen un recorrido de más de dos décadas en el mercado. Y no solo eso.
La mencionada explosión de los vehículos 100% eléctricos aún no se ha producido. En España en 2023 según ANFAC, los híbridos convencionales (HEV) son los que más éxito están viviendo dentro de las motorizaciones alternativas con una cuota de mercado del 30%. Los propulsores alimentados a gasolina llegan al 43%, los diésel al 13% y los eléctricos puros (BEV) no superan el 5%.
Por tanto, todavía restan algunos años para esa presunta situación en la que habrá que buscar una solución masiva, viable y sostenible a todos los packs de baterías de iones de litio que alcancen la edad de jubilarse. Eso no quiere decir que no tengamos que ponernos ya manos a la obra.
En ese sentido, la industria avanza con decisión abrazando el concepto de economía circular. El desafío es complejo, sin embargo, la experiencia de Toyota con los vehículos híbridos y sus baterías pueden ayudarnos (una vez más) con esta cuestión.
El reciclaje a gran escala: un futuro obligatorio
El reciclaje y la re-utilización de materiales y componentes son asignaturas en las que queda todavía mucho margen de mejora. Para la industria de la automoción suponen una de las grandes esperanzas de cara a reducir el impacto de emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas de la producción.
En The New York Times afrontaron esta temática con una pieza en la que se contrastaban dos realidades diferentes. Por una parte, los expertos sondeados incidían en que el panorama con el reciclaje es mucho más amplio de lo que se puede llegar a pensar. Se fundamenta en la idea de reducir la cantidad de energía y materiales invertidos en la fabricación.
Ahora bien, desde 1998, año en la berlina de tamaño medio en EEUU contabilizaba 20.000 piezas, esa cifra no ha hecho más que crecer. La sofisticación tecnológica de los vehículos ha retorcido en parte esas posibilidades. Con todo, los especialistas ven un buen margen de mejora centrado en el fin de la vida útil de los componentes.
Como hemos visto a propósito del Green Month, y dentro de su estrategia Let's Go Beyond, Toyota sigue realizando un enorme esfuerzo para potenciar el reciclaje dentro de los diversos flujos de la compañía como parte de su "Desafío 5".
Por ejemplo, tratando de recuperar la mayor cantidad de plástico posible de sus operaciones de fabricación. Así, en 2023 culminará el cambio completo a interiores sin cuero en toda su gama y, de cara a 2030, su meta es triplicar el uso de plásticos reciclados.
Además de esto, el fabricante japonés lleva ya años experimentado con diferentes métodos y socios de cara a aumentar la proporción de elementos reutilizados. Esto incluye, además, todo tipo de motorizaciones, pila de combustible de hidrógeno incluida. En nuestro país y según datos de Toyota de 2019, se logró alcanzar una tasa de reutilización y reciclaje del 85,9%.
Las baterías, en el punto de mira
Si hay un componente que cada vez atesora mayor protagonismo en la industria, ese son las baterías. Para empezar, porque suponen un elemento que varía la estructura y la masa del vehículo; y de cuyo desarrollo tecnológico depende la autonomía eléctrica, incidiendo de forma muy significativa sobre el precio superior de los modelos 100% eléctricos.
Son muchos los retos que se arremolinan alrededor de los packs, de su reciclaje y reutilización, todavía no se ha abordado como se merece. A pesar de la incertidumbre que existe al respecto, podemos fijarnos en la referencia en el reciclaje de baterías de vehículos híbridos.
En Estados Unidos, por ejemplo, Toyota lleva desde 2010 recogiendo y reciclando baterías de níquel-hidruro metálico (NiMH). El objetivo del programa en el que se ha involucrado la red de concesionarios es evitar que acaben en los vertederos y potenciar el reciclaje de sus componentes.
En 2019, Toyota amplío su programa a la baterías de iones de litio que comenzaron a usarse en algunos híbridos convencionales o en los híbridos enchufables. El fabricante realiza un exhaustivo control que va desde la recogida hasta la entrega a sus socios que desmantelan los packs y buscan un nuevo uso a sus piezas, entre los que se encuentra dedicarlas a la producción de nuevas baterías.
Reciclaje de baterías en Europa
En Europa Toyota realiza una labor similar:
Para la recogida y reciclaje de las baterías híbridas recuperadas, aquellas que no se pueden reutilizar como batería de repuesto de otro vehículo o como unidades independientes para almacenar energía, Toyota trabaja con empresas acreditadas que llevan a cabo estos procesos de manera especializada.
El fabricante trabaja en Europa de forma primordial con tres compañías, la francesa SNAM para el reciclaje de baterías de los híbridos; y Umicore y Reneos para el caso de las baterías de litio. La idea es idéntica: garantizar el mayor grado de recuperación de materiales.
Toyota se prepara para el futuro eléctrico
Aunque la tecnología que monta los modelos 100% eléctricos cuenten todavía con recorrido hasta alcanzar su máxima madurez, los packs de baterías de iones de litio se multiplican, no solo en estos modelos, sino también en el resto de vehículos electrificados.
Ante esto, los fabricantes necesitan tomar nuevas medidas para poder cumplir con la necesaria circularidad que haga posible la reducción de la huella de carbono.
En ese sentido, Toyota comenzó el año pasado a trabajar en un interesante proyecto en Estados Unidos con Redwood Materials, una compañía cuya labor es el reciclaje "circular" de baterías, es decir, que recoge los materiales desgastados para volver a dedicarlos a la fabricación de baterías. Esta empresa recibe al año más de 6 GWh de baterías que han agotado su vida útil.
Las dos compañías están experimentando con métodos y compartiendo información sobre sus procedimientos, de cara a recuperar las baterías que llegan al final de su vida útil.
En una primera fase, se concentrarán en la recolección, la prueba y reciclaje; mientras que en la segunda parte del proyecto, esperan mejorar las vías para monitorizar la salud de las baterías, las posibilidades de la re-fabricación y potenciar una red de distribución de materiales a través de Norteamérica.
Este plan se inscribe dentro de la intenciones de Toyota de incrementar su producción de baterías de iones de litio en Estados Unidos para los próximos años. Al contrario que otros fabricantes, los japoneses se encargan de auto-suplirse buena parte de sus necesidades con los acumuladores, lo que requiere de una enorme inversión y dedicación a largo plazo.