No es la mayor novedad de Mercedes en Ginebra, pero sí una de las más apetitosas. Escondido en la parte interior del stand se agazapaba el Mercedes C63 AMG, la versión más potente del Clase C.
Entre tanta orgía de superdeportivos era difícil que alguno destacase, pero admito que el C63 AMG me encandiló de una forma especial. Incluso el Brabus Bullit Black Arrow no consiguió la misma sensación quizás debido a su discrección nula.
Otra diferencia clara: los 75.000 euros de este frente a los más de 300.000 del Brabus. Todo eran motivos a favor de llevármelo puesto, sin embargo SandMan se empeñó en que le prestase todo lo que llevase suelto para hacer unas compras más tarde.
De su interior podemos destacar la comodidad del puesto de conducción y el tacto del volante: no hace falta irse a un coche tan caro para tener un volante deportivo de estas características, pero es uno de los detalles que agrada.
Desgraciadamente me quedé con ganas de probar sus características técnicas, concretamente su 6.3 V8 de 457 cv. Pensaba realizar una prueba de aceleración, pero a pocos metros había un CLS 63 AMG, y empotrarme contra él no hubiera sido buena idea.
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