La búsqueda irremediable de alternativas a los combustibles fósiles ha hecho que 2016 sea el año de los coches autónomos, los híbridos y de la electrificación del parque móvil. Durante los últimos años, el hidrógeno se ha convertido en un vector energético que puede ayudar a reducir la demanda de petróleo y las emisiones. Como resultado de esta transición energética, se ha creado el Hydrogen Council, o Consejo del Hidrógeno, un organismo formado por 13 grandes compañías, entre las que destacan Toyota (pionera con el Toyota Mirai), BMW, Honda, Daimler, Hyundai y Kawasaki.
Estos líderes en el campo del transporte, la industria y la energía pretenden intensificar la inversión en el desarrollo y la comercialización de los sectores del hidrógeno y la pila de combustible. Hace tan solo unos días, Hyundai anunciaba el Tucson Fuel Cell, con 580 kilómetros de autonomía emitiendo solo vapor. ¿Coches propulsados solo por agua y sin emisiones? No es oro todo lo que reluce.
La noticiabilidad radica en que trata de la primera iniciativa mundial de este tipo. El denominado Consejo del Hidrógeno apoyará y ofrecerá recomendaciones a una serie de interlocutores, como políticos, empresarios y agentes del hidrógeno, agencias internacionales y la sociedad civil. El Hydrogen Council, que se reunió en Davos (Suiza) esta semana por primera vez, consta actualmente de 13 consejeros delegados y presidentes de varias industrias y compañías energéticas. Ninguna 100% estadounidense. Pretenden defender así la consecución de objetivos del acuerdo de París de 2015.
"Como empresas internacionales de los principales sectores energéticos e industriales, forma parte de la responsabilidad empresarial ofrecer soluciones para gestionar la transición energética y avanzar hacia una economía sostenible baja en carbono". Este consejo pedirá el respaldo de los gobiernos y los líderes mundiales con acciones propias. Al líder al que seguro que no pedirán apoyo es a Donald Trump, que ha nombrado como secretario de Estado al ejecutivo petrolero Rex Tillerson, jefe de Exxon Mobile y próximo a Putin.
¿Es el hidrógeno totalmente inocuo?
El uso del hidrógeno como portador de energía resulta extremadamente versátil, aunque se trata de una tecnología costosa y no totalmente inocua para el medio ambiente. Los coches de hidrógeno no liberan sustancias nocivas en sí mismas a través del tubo de escape, ya que únicamente expulsan vapor de agua. Sin embargo, su fabricación al igual que la de las baterías de litio, tiene sus luces y sus sombras.
Estos vehículos funcionan con una pila de combustible en la que el hidrógeno combinado con oxígeno se oxida para producir la electricidad que mueve el coche. La fabricación de estas pilas pasa por el gas natural y se obtiene a partir de combustibles fósiles, un proceso que genera gran cantidad de CO2. Asimismo se trata de una tecnología costosa: son mucho más caros que los vehículos 100% eléctricos y que los híbridos o los híbridos enchufables.
Encontramos la misma paradoja en las baterías de litio, que están beneficiando a los grandes productores como Panasonic o Samsung en detrimento de los exportadores de petróleo. Para entender el impacto, debemos trasladarnos a denominada “Arabia Saudita del litio”: Argentina, Chile y Bolivia. Estos tres países concentran en 85% de las reservas del mineral a nivel mundial, siendo Chile el país que encabeza la producción en la zona de los salares.
Debemos partir del hecho de que el litio precisa, al igual que el petróleo, de un proceso de extracción que nace a través de pozos, y pasa por un proceso similar al del refino. Su producción no solo afecta a la supervivencia de los ecosistemas de los salares, también a la población indígena.
Podríamos compararlo con esconder debajo de la alfombra la suciedad para no verla o trasladar la contaminación; en las ciudades respiraremos aire limpio mientras que las áreas de explotación se deteriorarán, y con ellas el Planeta.
Foto tanque de hidrógeno| Joseph Brent