En 2003 salió al mercado el Rolls-Royce Phantom, el primer modelo de la era BMW. Le siguieron las variantes Drophead Coupé (2007), Coupé (2008) y de batalla larga (2005). Nueve años después, recibe una actualización moderada para aguantar el tipo hasta su reemplazo en torno a 2016.
En la primera foto tenemos a la gama completa posando con los rascacielos de Dubái. Tal es la maestría del retoque, que no solo han conseguido una imagen imposible (doy fe) desde las islas “Palma”, es que se han molestado incluso en terminar los edificios que ahora están a medias, como el de la torre retorcida.
Volviendo a nuestros fantasmones, los cambios son muy discretos. Una pequeña actualización estética, tímida reducción de consumos, mejoras en el equipamiento telemático y poco más. Pensemos que es un coche que tiende a la intemporalidad, no se buscan grandes modificaciones en este restyling.
Exteriormente tiene nuevos paragolpes, con un diseño diferente en los faros. No solo adopta el obligatorio iluminado diurno por LED, sino que toda la iluminación a secas es LED. Rolls-Royce afirma que es el primer turismo que tiene de serie iluminación LED para todo. Además, la iluminación es direccionable en curva.
A nivel dinámico, recibe una nueva transmisión ZF de ocho velocidades, que ayudan a bajar el consumo de su V12 un 10%. Eso significa que de 16,7 l/100 km se baja a 15 l/100 km, algo es. Además, el eje trasero recibe un nuevo diferencial para tener mejor comportamiento en curva. Recordad que hablamos de ballenas de más de 2,5 toneladas.
El Stop&Start se queda para los coches de plebeyos, no lo incorpora. Respecto al interior, recibe una nueva pantalla de 8,8 pulgadas y un nuevo control multimedia. Tiene tres cámaras de aparcamiento, navegación 3D con elevación del terreno y función de rutas turísticas. Bautista o Alfred siguen siendo opcionales.