El próximo sábado 18 de julio comienza una edición más del rally más aventurero y solidario que existe, el Mongol Rally, y como cada año que me entero de esta circunstancia, me digo a mi mismo que esta experiencia debería vivirla alguna vez en mi vida, aunque claro, cada vez está más complicado…
El Mongol Rally es una competición solidaria organizada por “The Institute of Adventure”, una asociación inglesa sin ánimo de lucro que busca constantemente formas originales con las que recaudar fondos para fines benéficos, siendo este año para un orfanato concretamente.
El fin último de esta aventura es cubrir el camino entre distintas capitales de Europa y la capital de Mongolia, Ulan Bator, a bordo de coches de baja cilindrada y escaso valor de mercado, maquinas fiables y fáciles de reparar que ellos mismos califican como ridículas y que propician que se conozca a esta prueba como el Dakar de los pobres.
Originalmente la salida del Mongol Rally se hacía desde Londres, pero su éxito a nivel internacional ha hecho que este año la salida tenga lugar el 18 de julio simultáneamente desde Barcelona, Goodwood y Milán, con un punto de control obligatorio en Praga. A partir de ahí comienza el desafío.
Para que lo de la “mendicidad” sea total, el Mongol Rally se hace bajo propia responsabilidad, sin asistencia en ruta y con la prohibición de usar el GPS en sus 14.000 Km de recorrido. La organizacion ofrece eso si unas rutas orientativas a seguir, y dentro de esas rutas hay ciertos check-Points.
La aventura del Mongol Rally dura aproximadamente entre 3 y 4 semanas, aunque tanto la distancia como el tiempo invertido variará entre las distintas rutas posibles, todas ellas de libre elección y que serán fruto de la decisión consensuada del equipo.
Este año se espera una participacion de más de 300 equipos y cada uno de ellos tiene la obligacion de donar un minimo de 1.000 libras, unos 1.500 euros, a alguna de las instituciones con las que coopera el Mongol Rally, pues el objetivo que yace en el trasfondo de esta singular competición es ante todo la solidaridad.
En el Mongol Rally se puede competir con cualquier coche de cilindrada igual o inferior a 1.000 cm cúbicos, y, como regla añadida este año, todos los coches deben tener una antigüedad máxima de 10 años, pues el reto que deben afrontar por delante es el de cubrir una distancia equivalente a la tercera parte de la circunferencia terrestre.
Creo que hay pocas posibilidades de vivir una experiencia de este calado en la sociedad actual, y desde luego no encuentro una muerte mejor para esa cantidad de coches con los que la gente ya no sabe que hacer como el enfrentarlo al que podría denominarse, el viaje de su vida. Y si sobrevive, para los Mongoles que se quedó.
Más información | The Institute of Adventure
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