El Grupo Renault está convencido de que despegará este año después de firmar en 2020 uno de sus ejercicios más desastrosos, con pérdidas de más de 8.000 millones de euros. Así, los números de la primera mitad de 2021 muestran un flujo de caja positivo con ganancias de 354 millones de euros.
No obstante, el fabricante galo prevé que la escasez mundial de microchips provoque una pérdida en la producción de 200.000 unidades este año, el doble de lo que había pronosticado.
El plan maestro muestra sus primeros brotes verdes
En total, Renault vendió 1,42 millones de vehículos en todo el mundo en el primer semestre de 2021, un 19 % más que el año pasado, pero casi una cuarta parte menos que en el mismo período de 2019.
Renault, que también es propietaria de las marcas Dacia y Lada y tiene una sociedad con Nissan, ha firmado un margen operativo del 2,8 % para la primera mitad del año, apuntando a números positivos para el resto de 2021.
Estos resultados "marcan sólo el primer paso en nuestro cambio de rumbo, que debería acelerarse con la llegada de los nuevos vehículos que hay en camino", ha dicho el director ejecutivo de Renault, Luca de Meo.
De Meo, que consiguió llevar a SEAT a cifras récord durante su mandato, presentó hace un mes su plan para salvar a la firma del rombo del atolladero.
Bautizado como Renaulution, está estructurado en tres fases. La primera y más importante será la fase "resurrección", que se extenderá hasta 2023 y se concentrará en recuperar el margen y generar liquidez.
Entre muchas otras medidas, se han establecido recortes de 3.000 millones de euros en costes para 2025 y la previsible destrucción de empleos.
El objetivo de este plan es reorientar la estrategia del fabricante, pasando de la carrera por el volumen hacia la creación de valor y convertirse en una empresa tecnológica que además fabrique coches.
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