
Hace poco menos de cuatro años la AP-7 levantó los peajes en dos de sus tramos en Cataluña. Que su uso sea gratuito lo agradecen los bolsillos de los conductores, pero la cara amarga es que ha aumentado muchísimo el tráfico y también la siniestralidad. Menos de un año después de levantarse las barreras los accidentes se triplicaron y se convirtió en la autopista más peligrosa de España.
La Generalitat lleva años intentando buscar soluciones. Primero se redujo la velocidad en partes de los tramos liberados. Ahora quieren imponer límites variables en un tramo de 150 km, algo que apenas se estila en España pero sí en otros países europeos. Aunque debería acompañarse de otras medidas, porque el principal problema es la falta de espacio para tanto camión y coche.
Una medida costosa y efectiva hasta cierto punto
El Govern tiene un problema con la AP-7. Hoy, hay tramos de esta autovía que registran un 61 % más de accidentes que antes de liberarse los peajes. El repunte de siniestralidad tiene mucho que ver con el aumento del flujo de camiones: un 80% superior. Los vehículos de transporte de mercancías antes la evitaban por los peajes. Ahora que circular es gratis, tienen vía libre.
El problema es que a más tráfico de pesados más atascos y más accidentes. Y a su vez, los accidentes provocan más atascos: normalmente se corta al menos un carril para dar asistencia. En varias zonas de la AP-7 catalana ya se aplicó la reducción de velocidad a 100 km/h y a 80 km/h. Pero no ha servido de nada.
Sin limite de velocidad fijo. La Generalitat acaba de anunciar una batería de medidas para mejorar la fluidez del tráfico y reducir la siniestralidad en sus tramos de la AP-7. La principal, imponer la velocidad variable en un tramo de 150 km, entre Maçanet de la Selva y El Vendrell.
Esto supone que no haya un límite fijo, sino que varíe en función de la condiciones climatológicas o la congestión del tráfico. En vez de las tradicionales señales de acero, el límite se indica mediante paneles electrónicos, imponiendo diferente velocidad máxima. Así, la máxima podrá ser de 120 km/h o 100 km/h, pero también "bajar a hasta a 60 km/h", ha advertido Ramon Lamiel, director del Servicio Catalán de Tráfico (SCT).
Este sistema se aplica en las Autobahn alemanas o en autopistas de Reino Unido y Países Bajos, por citar algunos. Lo cierto es que los límites variables son efectivos porque no es lo mismo circular sin tráfico que con un atasco o bajo una copiosa lluvia. Y los conductores no siempre se regulan correctamente ellos solos en función de las condiciones de la vía.
El problema es que son mucho más caros que los fijos y requieren una gran inversión en comparación a las señales tradicionales. También un mayor mantenimiento. No obstante los límites variables no se impondrán en todo el tramo de 150 km, sino que "se aplicarán en los puntos con más atascos", ha insistido Lamiel.
IA para predecir accidentes o definir los límites. Y más radares. Igualmente se propone un nuevo sistema predictivo de accidentes a través de Inteligencia Artificial, y que asimismo ayudará a decidir qué límite de velocidad aplicar en los tramos. "Queremos anticiparnos a los accidentes que pueda haber". Y se contempla añadir nuevos carriles en los puntos que más se atascan.
Hablamos pues de que la Generalitat tendrá que asumir una generosa inversión para hacer posible estas medidas. Se entiende aumentará el presupuesto de los 14 millones de euros ya contemplados para mejorar las condiciones de la AP-7 que se aprobaron hace dos años.
Desde el Govern además planean aumentar el número de radares así como los controles en esta autopista. Esto también exige inversión, pero se verá retornado gracias la recaudación de posibles sanciones. Para prueba, la lluvia de multas cuando se rebajó la velocidad en algunos tramos de la AP-7.
Todas estas medidas propuestas no tienen fecha de llegada, aún deben estudiarse junto al SCT y queda un largo proceso de licitaciones.
¿Los límites variables reducirán atascos y accidentes? Según Cristian Bardají, director del área de Movilidad del RACC, no del todo. "Ayudará sobre todo a que, en caso de accidente, las retenciones tengan menos efecto en el resto del tráfico", explica.
Bardají argumenta que el principal problema de la AP-7 es el espacio: " le estamos pidiendo más de lo que puede dar". Así, "cualquier incidente provoca estas retenciones". "No habrá un incremento de la seguridad hasta que no haya un incremento de capacidad".
Por tanto desde el RACC reclaman que, además de las medidas anunciadas, se aumente la capacidad no solo de la vía añadiendo nuevos carriles, sino además nuevos enlaces y la ampliación de los actuales, auténticos embudos en ciertos puntos.
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