La escalada de tensión entre China y Europa por los nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos sigue subiendo. Ahora el gobierno de la República Popular asegura que Bruselas solicitó información excesiva "sin precedentes" en su investigación para imponer esta medida. Y hasta sugiere que ha sido una excusa para apropiarse de secretos comerciales e industriales de las marcas chinas.
Esta acusación se suma a las amenazas desde China de los últimos días como castigo a estos impuestos más elevados: desde prohibir la importación de carne de cerdo desde Europa, de la que España es el principal proveedor, hasta gravar con mayores aranceles a los modelos más potentes importados desde la UE, lo que supondría un duro golpe para Alemania.
"Mucho más de lo que se requiere para una investigación sobre subsidios"
El pasado septiembre comenzó la investigación desde Europa para determinar si los coches chinos disfrutan precios artificialmente bajos debido a los subsidios del gobierno. El veredicto ha sido que toda la cadena de valor de sus vehículos eléctricos "se beneficia de subsidios injustos", lo que supone una amenaza para la industria europea. Así, la medida adoptada es de imponer aranceles más elevados, oscilando entre el 17,4% y el 38,1%, en vez del 15 % actual.
Según ha afirmado el Ministerio de Comercio de China, desde Bruselas solicitaron una cantidad sin precedentes de información: "El tipo, alcance y cantidad de información recopilada por la parte europea no tiene precedentes y es mucho más de lo que se requiere para una investigación sobre derechos compensatorios", ha señalado He Yadong, portavoz de este ministerio.
Según Yadong la Comisión Europea "exigió obligatoriamente" a los fabricantes chinos información sobre el abastecimiento de la materias primas para la fabricación de baterías, la producción de componentes y procesos de fabricación de los coches así como la estrategia de precios y el desarrollo de canales de venta. En definitiva, todo el proceso que implica la producción y comercialización de los coches eléctricos.
He Yadong considera además que todas las marcas chinas investigadas cooperaron con la investigación y que no es cierto que hubiera firmas que no facilitaron la información necesaria. Y es que los aranceles serán más elevados para empresas como SAIC porque desde Bruselas consideraron que no aportaron la toda documentación requerida.
¿Una excusa para espiar a los fabricantes chinos? Dado que China controla toda la cadena de valor en la producción de sus coches eléctricos, lo que incluye la extracción de materias primas para baterías y componentes, es lógico que Europa quiera dilucidar si estos procesos también se benefician de subsidios.
Pero en China ya se sugiere espionaje por parte de Europa: se han publicado artículos en medios estatales que dan a entender que esta investigación ha sido un pretexto para espionaje industrial de las marcas chinas por las "muchas demandas irrazonables formuladas durante esta investigación".
Y es que, sostienen, desde Bruselas podrían haber solicitado "conocer la composición de las baterías de los coches, incluida la composición química y la fórmula, e incluso información precisa sobre el uso de cada materia prima importante, como el fosfato de hierro y litio, el grafito, el cobre y aluminio", según publican en China Daily.
Todos estos movimientos desde China sugieren que están intentando frenar la imposición de los nuevos aranceles mediante una batalla mediática.
Está por ver en qué medidas se concretan todas sus amenazas, ya que la República Popular necesita al mercado europeo, el segundo mayor del mundo, en el que en 2023 se comercializaron 2,3 millones de coches enchufables entre eléctricos puros e híbridos enchufables.
A lo que se añade la sobrecapacidad de producción en China y que necesitan obligatoriamente dar salida a sus coches: ya tienen abierto el frente de la lucha comercial en Norteamérica, así que sumar Europa sería nefasto para su industria.