El futuro de Fisker tiene nombre de novela de Gabriel García Márquez: 'Crónica de una muerte anunciada'. El que iba a ser el SUV estrella de la marca norteamericana, el Fisker Ocean, empezó a recibir muy malas críticas en cuanto empezó a entregarse, a lo que le siguió el fin de la producción del SUV por parte de Magna tras poco más de 10.000 unidades fabricadas, cancelación masiva de reservas y la palabra bancarrota flotando en el aire.
Hace unas semanas se aseguró 3,5 millones de dólares a través de un préstamo a corto plazo que no ha pagado.
Un océano de deudas
Según la propia compañía, capitaneada por Henry Fisker, ha incumplido el acuerdo con su prestamista CVI Investments: el acuerdo se cerró el 10 de mayo y el documento dice que la compañía no realizó el pago requerido ese mismo día. Como se podía esperar, CVI Investments ha decidido ejercer sus derechos a "reembolsarse inmediatamente el 100% del saldo pendiente", así como "cualquier interés aplicable, cargos por mora, prima de reembolso y otros montos adeudados".
Ahora la compañía trata de vender sus productos a base de recortes de precios de hasta el 40 %, como ha ocurrido con el Ocean, y de recorte de inventario al dejar el SUV solo con las variantes Extrema y Ultra, que parten de los 37.500 dólares y los 35.000 respectivamente.
Las cosas se están poniendo muy feas para la marca, que ya vivió una bancarrota en 2013. El mes pasado la unidad austriaca de Fisker solicitó de forma voluntaria la protección por quiebra pero en febrero, Fisker ya había advertido en sus resultados financieros que quizás no tendría suficientes fondos para operar durante el año. El mes siguiente, las acciones de la empresa se retiraron de la Bolsa de Nueva York debido a los bajos precios de las acciones y a la falta de respaldo financiero.
La empresa lo va a tener muy difícil para afrontar la situación, pues además comenzó a aceptar pedidos del Ocean en noviembre de 2019 y acumuló 70.000 reservas desde entonces. Ahora, 40.000 de esas reservas de 250 dólares cada una han sido canceladas, y debe devolver el dinero que sus clientes pagaron en concepto de señal porque la reserva reembolsable. Esto se debe a la mala fama que ha ido adquiriendo el SUV eléctrico.
Pruebas como la que realizó el creador de contenido Martin Brownlee o la de la propia OCU estadounidense ponen por los suelos al Ocean y todas apuntan en la misma dirección: al SUV eléctrico de Fisker le falta tiempo de cocción y, aunque su lanzamiento se hizo esperar, todavía necesitaba más desarrollo para estar verdaderamente listo para aterrizar en las calles.
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