Uno de los materiales imprescindibles para fabricar las baterías de los coches eléctricos hoy en día es el litio, que está presente -en pequeñas cantidades- tanto en los ánodos como en los cátodos de las celdas que componen la batería. Debido a la alta demanda de este material en la actualidad, empieza a escasear, por lo que a su vez su precio no deja de subir.
En este sentido, las previsiones de los expertos son poco alentadoras: este año el precio del litio podría llegar a aumentar un 50 %. Esta circunstancia hace que el precio de las baterías se eleve y que, por tanto, el precio final del coche también. La buena noticia es que será una burbuja temporal.
Cómo influye el precio del litio en el precio final de un coche eléctrico
Que la industria del automóvil está pasando por un mal momento, en el que mucho tienen que ver los problemas derivados de la cadena de suministro, no es ninguna novedad. Además, todo apunta a que la escasez de chips seguirá afectando al sector hasta mediados de este año, mientras que los fabricantes de automóviles de todo el mundo siguen su camino hacia la electrificación.
Por otra parte, la amenaza de escasez de metales para las baterías que empezó a gestarse el año pasado está empezando a materializarse, y eso es algo que está muy relacionado con los datos de finales de 2021, cuando los precios de las baterías llegaron a caer hasta su punto más bajo, alcanzando los 118 dólares por kWh (105.65 euros) según Bloomberg.
La aceleración de la fabricación de baterías tiene mucho que ver: cuantas más instalaciones se abran y más eficientes sean los procesos, más se reducirán los costes. Pero a su vez, cuanto más eficientemente se puedan procesar estos materiales, más rápido se agotará el inventario de materias primas en la industria, lo que combinado con los precios a la baja genera una escasez que finalmente deriva en un aumento de los precios.
En cifras, el litio de grado adecuado para las baterías de los coches ya es cinco veces más caro en enero de 2022 respecto al mismo mes del año pasado. Y no sólo el litio se ha visto afectado: el cobalto ha duplicado su precio y el níquel ha subido un 15%, según los especialistas de Rystad Energy.
Este encarecimiento de los materiales con los que se fabrican los coches eléctricos inevitablemente va a tener un impacto directo en el coste de fabricación de los coches. Como apunta The Drive, a menos que los fabricantes decidan absorberlo temporalmente hasta que se resuelvan los problemas de la cadena de suministro, afectará al precio final.
Sirva de ejemplo el caso del Mini EV de Wuling Hongguang, un microcoche chino que se postuló como segundo eléctrico de batería más vendido de 2021 a nivel mundial. Solo usa una batería que en su versión menos potente tiene 9,2 kWh, mucho más pequeña que la de la inmensa mayoría de coches eléctricos nuevos que salen al mercado, y en este caso, el precio de los metales que necesita la batería se ha disparado de 96 a 277 euros en los últimos meses.
Si trasladamos esos datos al precio de los metales necesarios para la batería de un Audi E-tron, el salto es de los 1.700 euros a los 3.500 aproximadamente.
La buena noticia es que las previsiones apuntan a que el incremento de los precios será una burbuja temporal, y la mala, es que muy probablemente este año será funesto para el precio del litio antes de este vuelva a situarse en niveles de finales de 2021.
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