Cada vez está más claro que vamos a pagar más por la gasolina en 2023, y no solo es por el fin descuento de los 20 céntimos al carburante para particulares (que ya se nota, pese a la guerra que tienen abierta las grandes gasolineras a las ‘low cost’) o por los cambios normativos que entran en vigor este año tanto a nivel Estatal como Europeo.
Según las previsiones del último informe petrolero de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), este ejercicio será testigo de un nuevo récord mundial de la demanda de crudo. Además, los grandes protagonistas del mercado serán China y Rusia.
Un cóctel explosivo de factores que paga el consumidor final
Las previsiones de la AIE para este año apuntan a aumento de la demanda de oro negro de 1,9 millones de barriles diarios respecto al año anterior para llegar has los 101,7 millones de barriles diarios: la cifra más alta de toda la historia, con el combustible para aviones como principal fuente de crecimiento (se espera un aumento de 840.000 b/d).
Y se estima que casi la mitad de ese crecimiento récord mundial correrá a cargo de China, tras el reciente levantamiento de las restricciones por la política “COVID Zero” en el país asiático.
Pese a que “la forma y la velocidad de su reapertura siguen siendo inciertas", dice la AIE, coincide en su visión con la de otros expertos analistas como los de Bloomberg, que señalan que pese a la desaceleración del 3 % en el crecimiento del PIB en China en 2022, su economía ha resistido bien el azote del virus y lo peor de la recesión en el país ya ha pasado.
Ahora, “China comienza una recuperación desafiante” para el resto del mundo, que también enfrentan el principio de 2023 con mejores perspectivas de recuperación.
En línea con este optimismo y las predicciones de la AIE, los futuros de petróleo llevan desde principios de año mostrando una tendencia al alza: el barril de Brent ya se acerca peligrosamente a la frontera de los 90 dólares, y solo estamos a mitad de enero.
Si bien el precio del barril no es el único indicador que condiciona el precio del carburante, es una referencia clave. De cara al cuarto trimestre de este mismo año, los analistas del banco estadounidense Goldman Sachs, prevén que el crudo Brent cotice a 105 dólares el barril. También apuntan a que materias primas como el gas y los metales clave seguirán apuntalando lo que denominan como “un nuevo superciclo de las materias primas”.
La oferta de EEUU y el declive de la OPEP+
En cuanto a la oferta, la balanza se inclina hacia Rusia como principal protagonista, pues la AIE espera que para el final del primer trimestre tendrá que recortar su producción en 1,6 mb/d respecto a los niveles previos a la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022. Esto, supondría un importante recorte de 1,3 md/b en un año (11,8 %).
Desde principios de diciembre de 2022, cuando entró en vigor el tope al precio del petróleo ruso (60 dólares/barril) mediante un acuerdo firmado por la Unión Europea, el G7 y Australia, hemos visto cómo la referencia europea del precio del crudo ha ido cambiando, aunque la medida no perturbó entonces el mercado como se esperaba.
Y es que el petróleo ruso ya tenía un precio cercano al tope, con el barril de Ural (referencia rusa) en torno a los 58 dólares.
Con casi 600.000 barriles diarios, Rusia representa más de la mitad de las importaciones europeas de gasóleo. A pesar del aumento de los flujos procedentes de Oriente Medio, el mercado del gasóleo ya estaba tenso antes del embargo, con los niveles de existencias en su punto más bajo y los márgenes de refino de gasóleo ya en su nivel más alto de los últimos cinco años.
Pero se espera que la situación empeore y se vuelva más compleja a partir del próximo 5 de febrero, cuando entra en vigor una nueva ronda de sanciones de la UE que incluyen la prohibición total de importar cualquier producto petrolífero ruso, incluidos derivados.
Esto favorecerá el declive de la OPEP y sus aliados (OPEP+) y que EEUU se convierta en la mayor fuente del incremento de la producción petrolera mundial (pese a los problemas de la industria del fracking), junto con Brasil, Canadá y Guyana, ajenos al cártel.
En países con precios libres, como España, los precios que pagamos por llenar el depósito de los vehículos se forman en función de tres variables que fijan los mercados, y son: cotización internacional de crudos, cotización internacional de productos, cotización de la divisa del país (euro) frente a la divisa en que cotizan el crudo y los productos derivados (dólar).
Además de estas tres variables, entran en juego los impuestos fijados por las autoridades en cada territorio, los precios de la energía y la propia volatilidad de este mercado ante el escenario de cambios que atravesamos a nivel geopolítico.
En conclusión, la mayor demanda y menor oferta de oro negro a nivel global derivarán en un amento del precio petróleo. Y si bien este no se reflejará de forma instantánea en los precios de las gasolineras españolas, acabará haciéndolo, por el denominado “efecto cohete”.