Estamos centrándonos mucho en si habrá juego limpio o juego sucio en la carrera de este domingo, y no deberíamos dejar para nada de lado el papel fundamental que pueden jugar en Interlagos los motores. Que nadie se olvide que mientras Felipe Massa llega a Brasil con propulsor nuevo, Lewis Hamilton llevará la misma unidad que ya usó en China.
El ingeniero de pista de Massa, Rob Smedley, ya lo avisaba el otro día: "Nos da más margen de maniobra. Básicamente, significa que podremos rodar toda la carrera con las máximas revoluciones". Y eso en Interlagos es mucho. El último sector del trazado brasileño supone llevar el motor a fondo durante 15 interminables segundos, y eso, en una carrera a 71 vueltas, puede acabar pasando factura.
Precisamente, en una rotura mecánica ponen muchas de sus esperanzas los ferraristas (porque, ¿dos veces lo del botón sería demasiado, no?). Y no nos engañemos: aunque el motor de Hamilton tenga que ir un poco bajo de revoluciones para no sufrir en exceso, todavía tendría margen para quedar en las posiciones que le dan matemáticamente el título.
Interlagos es además caprichoso con los motores por la altitud a la que se encuentra el trazado, 800 metros sobre el nivel del mar. Por la baja presión atmosférica los motores ya perderán de por sí un 7% de su potencia habitual, pero eso es igual para todos. Durante una vuelta, en Interlagos se va el 60% con el pie a fondo, y desde el muro de Ferrari seguro que estarán muy atentos de que no se escape humillo blanco por la trasera del McLaren de Lewis Hamilton.
