Toyota ha desterrado definitivamente el diésel, a excepción de los grandes todoterreno como el Land Cruiser o el Hilux, así como la gama comercial. El resto de modelos no volverá a ofrecerse con mecánica de gasóleo. Movimiento comercial que se veía venir con el desarrollo de la tecnología y el panorama general del mercado. Así, la hibridación se postula como la única opción si no se quiere optar a un propulsor de gasolina, menos en el AYGO, que únicamente se ofrece con un motor y Yaris, que está disponible con motorización híbrida o de gasolina.
De hecho los motores híbridos son la única opción posible para ciertos modelos, como el que nos ocupa en esta ocasión. El Toyota Prius+, como cabe esperar por su denominación, sólo se puede elegir híbrido; no hay más opciones en la gama. Se trata del único monovolúmen de siete plazas con esta tecnología que tan buenos resultados está dando. Pero el hecho de ser un modelo de orientación familiar, puede encontrar algún inconveniente como son los viajes. Siempre se ha dicho y en general, es ‘creencia popular’, que un híbrido pierde sus ventajas en carretera abierta.
El circular a velocidad constante, provoca que existan menos ocasiones para circular en eléctrico o para recargar las baterías que se agotan pronto en estas circunstancias. Se ha comentado infinidad de veces que un híbrido en ciudad representa una de las mejores opciones y por eso, es posible encontrar muchos taxistas a los mandos de algún Prius, incluido el Prius+. Al hacer gran parte de los recorridos por entornos urbanos, contar con la posibilidad de circular en eléctrico puro en algunas ocasiones es toda una bendición. Lo hemos constatado tras poder poner a prueba coches como el Toyota Auris hybrid, al que logramos sacar consumos de poco más de 4,5 litros. Pero recorrer largas distancias es otro cantar.
Depósito lleno, carretera y manta
Es obvio que la prueba la hemos orientado hacia un objetivo concreto: largas distancias y consumos. Había que comprobar si realmente se puede viajar con un híbrido sin perder las ventajas. Bueno, viajar realmente se puede viajar, nosotros lo hemos hecho con un AYGO así que este siete plazas tiene sobradas capacidades. Digamos mejor, que hemos enfocado la prueba hacia consumos y hacia la posibilidad de explotación del grupo propulsor. Además, hemos hecho recorridos tanto por autopista como por carreteras secundarias. No hemos aprovechado al máximo la capacidad de carga y sólo hemos ido dos personas, una de ellas mamá de un peque de seis años para que nos diera su punto de vista.
Sin embargo, hemos explotado el equipamiento a tope. Es decir, en el navegador se seleccionó siempre la ruta señalada como ECO, hemos llevado los modos de conducción también en ECO siempre que ha sido posible y el control de crucero adaptativo se ha conectado siempre que se ha podido para ver cómo funciona y si los consumos se ven afectados. Para lograr los poco más de 4,5 litros con el Auris hybrid adaptamos nuestra conducción para sacar el máximo del sistema, pero como no es algo que se realice normalmente lo hemos descartado para la ocasión. Mismo caso que con el climatizador, que si era necesario se usó y a todo trapo.
A modo de adelanto y según la mamá que nos acompañó, el Toyota Prius+ es un coche muy cómodo y muy amplio. Tiene mucha visibilidad, mucho espacio en las plazas traseras y un maletero enorme. Es un coche genial para viajar y si pudiera se lo compraría (actualmente esta mamá conduce un Skoda Superb TDi de 2004, un coche grande de por sí).
No es un coche muy rápido, pero es muy rutero
Ciertamente, el Prius+ es un coche grande y todo en el modelo está pensado para que sea cómodo. Los asientos son amplios, hay muy buena visibilidad por el abundante acristalado y en general todos los mandos están a mano. Como todo híbrido es automático y el aislamiento sonoro está muy conseguido. Además, la unidad que nos prestó Toyota, un Prius+ con acabado Advance, contaba con un habitáculo de tonos claros que aumentaba la luminosidad del interior y daba más sensación de amplitud. Tenía un aspecto muy americano, pero resultaba agradable y tiene un mando para la climatización que necesita adaptación para su empleo, pero la vida a bordo ofrece una sensación general buena, bastante buena de hecho.
Antes de salir a rodar, nos percatamos de tener la batería al máximo y el depósito lleno, la idea era pegarle ‘panzadas’ de muchos kilómetros seguidos. Una vez comprobado esto, comenzamos la ruta. En primer lugar, hicimos algo de autopista, donde es sencillo mantener cruceros elevados sin apenas inmutarse. La suspensión es tirando a blanda, con un comportamiento que invita a rodar, rodar y rodar. Es un coche que no transmite en exceso, pero te lleva como si fueras en una alfombra voladora. La calidad de bacheo es elevada, la sensación de seguridad más elevada todavía y el aplomo es la nota predominante. Pisa muy bien y el motor, con el conocido cambio CVT de todos los Toyota híbridos, no se deja notar. Sólo hace acto de presencia cuando queremos elevar el ritmo.
La autopista no presenta problemas, como viene siendo normal en cualquier coche moderno. Acabas circulando más rápido de lo pretendido aunque el control de crucero adaptativo acaba con este pequeño inconveniente para el bolsillo (por el tema multas). El sistema funciona bien y mantiene la distancia de seguridad sin problemas. Cuando el coche de delante comienza a estar cerca, deja de acelerar y comienza a perder velocidad para adaptarse al ritmo que lleva el coche de delante. El problema viene cuando se mete otro coche en el hueco dejado con el anterior, que tiende a frenar y acaba por ser molesto. Es casi imposible mantener la distancia de seguridad correcta en autopista porque siempre hay otro coche que acaba ocupando ese hueco, así que optamos por desconectarlo.
El Toyota Prius+ no es un coche rápido, la velocidad máxima se cifra en 165 km/h, pero la sensación de rutero está muy presente. Puedes hacer muchos kilómetros con él por autopista sin fatiga, con un comportamiento dinámico muy neutro y una conducción fácil. Es un traga millas que mantiene el tipo en cuanto a consumos con medias de seis litros. Había que aprovechar ciertos momentos para que la inercia cargara la batería en bajadas pero por lo general, el motor hace de generador casi siempre y la batería nunca llega a estar al completo.
En carretera secundaria un híbrido no pierde sus ventajas
La mamá que nos ha estado acompañando en toda la prueba destacaba en autopista lo cómodo de la conducción del Prius+ y de lo silencioso de los viajes. Como mamá, también ha destacado lo amplio de las plazas traseras y el espacio disponible para el maletero, con la mente puesta en el peque de la casa que con seis años, requiere sitio para la silla y para llevar el patinete a todos los lugares habidos y por haber. Del mismo modo, le gustaron mucho los asientos por lo cómodo y grandes que eran, así como por la tapicería de piel (sintética E-Tex color, equipada de serie). Sin embargo, nosotros añadimos que nos gustaría una mayor sujeción lateral, aunque tras la opiniones de ‘nuestra’ mamá, es evidente que debemos bajar el ritmo al conducir.
Por carreteras secundarias tuvimos la misma sensación general de ‘coche rutero’. Las curvas las negocia con facilidad si no vamos pasados, la carrocería no inclina en exceso y la orografía, siempre menos benevolente que una autopista, resultó ser una aliada. Al tener más bajadas y subidas, así como curvas de radio de lo más variado, el sistema híbrido podía cargar continuamente la batería y los consumos bajaron de los seis litros a 5,5 en casi todos los casos. Hubo algunos tramos que llegamos a ver los cinco litros de media, incluso los 4,8 en contadas ocasiones que podíamos mantener la velocidad constante. Si, el hecho de circular a una velocidad inferior que en autopista ayudó a lograr estos consumos. De todas formas hay que tener en cuenta que se trata de un coche que pesa en orden de marcha, según Toyota, 1.500 kilos. Tonelada y media que están a cargo de un motor con 136 CV. Lograr consumos entre los cinco y seis litros en conducción normal es algo que debemos tener en cuenta.
En carreteras secundarias el control de crucero adaptativo era más placentero. Al encontrar poco tráfico por estas carreteras el mayor inconveniente era no llegar a la curva con exceso de velocidad, pues el sistema no las reconoce (obviamente). Comentar algunas cosas, no obstante. Por ejemplo, cuando frenas ligeramente y dejas que el sistema recupere velocidad, acelera al máximo y el económetro entra directamente en la zona menos eficiente. Dudamos en algún momento de su efecto en los consumos, que podrían verse perjudicados, pero al final no fue así. Otro punto a comentar se centra en el manejo del control de crucero adaptativo. Llega un momento que te olvidas del acelerador y regulas la velocidad desde el mando situado tras el volante, tanto para aumentar como para reducir la velocidad cuando te aproximas a una curva.
Se puede disfrutar mucho en carreteras secundarias del rodar del Toyota Prius+. No es un coche para correr, todo está pensado para que sea un modelo cómodo, fácil de conducir y sobre todo práctico. Sin embargo, la velocidad no lo es todo y con este modelo puedes disfrutar por el simple hecho de hacer kilómetros a espuertas sin cansarte. Tiene un rodar agradable en todo momento, con muchísima seguridad mucha más confianza al volante. No hay problema alguno en que, como nos pasó a nosotros, te llamen por teléfono a las puertas de Guadalajara y tengas que volver a Madrid sin siquiera haber parado dos minutos a descansar.
Muy equipado de serie, pero sólo un motor disponible
El buen hacer del Toyota Prius+ se completa con un equipamiento muy completo. La unidad testada tiene un precio según la ficha que nos facilitó Toyota de 29.900 euros. En el precio está incluido el sistema de navegación Toyota Touch 2 &Go, por 900 euros y la pintura Bronce Siena, que tiene un coste de 550 euros. El resto, desde la cámara de visión trasera, el sistema Toyota Safety Sense o la tapicería de piel, son de serie en el acabado Advance, una variante realmente muy equipada.