Atropellar un animal siempre es traumático. Sin embargo, en el caso de este automovilista canadiense, le vino un segundo trauma al ver lo que pedía el taller independiente (Polestar no posee talleres oficiales en Canadá), para arreglar un arañazo y un plástico suelto en su Polestar 2.
El taller presentó un presupuesto de 21.000 dólares canadienses, casi 15.000 euros al cambio. Es decir, lo que vale un Dacia Sandero Stepway nuevo. O la mitad de lo que le costó el coche cuando lo compró nuevo. Eso sí es un choque.
El usuario de Reddit Stock-Exchange1761 no profundiza en los detalles del accidente, simplemente menciona que chocó con un ciervo, nada extraño en Canadá, y que aparentemente no dejó muchos desperfectos en su Polestar. Claro que una vez se mira con detenimiento el coche, empiezan a aflorar problemas.
Al ser el Polestar 2 un coche eléctrico, lo primero que nos viene a la mente es que el precio obsceno se debe a la batería que ha podido sufrir daños. Las marcas, frente a un par de celdas posiblemente dañadas, prefieren cambiar toda la batería en lugar de arreglarla y sustituir las celdas dañadas.
También es verdad que en algunos casos la batería está diseñada de tal manera que sea una operación casi imposible. Pero no es el caso aquí, el sistema eléctrico de tracción no ha sufrido ningún daño.
8.000 dólares en mano obra, como para cambiar todos los paneles del coche
Casi la mitad de la factura, más de 8.000 dólares canadienses (unos 5.490 euros) son exclusivamente de mano de obra. En el presupuesto se habla de 90 horas de mano de obra. También hay más de 12.000 dólares en recambios y materiales diversos.
Si bien, a priori y sin más detalles, 90 horas de mano de obra parecen descaradamente excesivas, no sería la primera vez ni la última que tras desmontar un parachoques en aparentemente buen estado se aprecian daños en los travesaños o la estructura del coche, así como en diversos sistemas auxiliares del coche.
Así, el parachoques del Polestar está desplazado hacia atrás, lo que implica que hay que cambiar todos sus soportes. El capó, la aleta y el guardabarros presentan daños.
Otro ejemplo de daños no visibles, como reconoce Stock-Exchange1761, es la necesidad de cambiar todo el sistema de lavafaros y lavaparabrisas. Además, el coche necesita un nuevo faro, con sus 84 LED controlados por cámara. Una pieza que cuesta unos 2.500 euros a este lado del charco.
Si bien esta reparación se sale de madre, quizá porque la aseguradora ha aceptado ese presupuesto, justamente, tampoco es raro ver reparaciones que no parecían gran cosa convertirse en algo costoso.
La complejidad de los coches actuales, sean de gasolina, híbridos o eléctricos, llenos de sistemas de ayudas a la conducción, obligatorios en muchos casos, con sus radares, LIDAR, cámaras y otros sensores hace que cualquier golpe aparentemente benigno pueda cobrar proporciones épicas a la hora de arreglarlo.