No solo las marcas japonesas tiene problemas de fiabilidad que afectan a miles y miles de unidades (seis cifras), también le pasa a los europeos. El fabricante BMW tiene bajo sospecha a 278.000 coches en Estados Unidos de las tres marcas mencionadas.
En primer lugar se anunció, como aperitivo, la investigación de 80.000 unidades de Mini Cooper fabricados entre 2004 y 2005 por un problema que puede hacer perder la dirección asistida. Según la NHTSA, hay 54 quejas de clientes a este respecto. Simplemente pierden la asistencia, pero el coche sigue siendo conducible.
Pero anteayer vino el plato gordo, porque también llaman a a revisión otros 198.000 coches. Se trata de BMW Serie 5, Serie 6, Serie 7 (modelos 2002-2010 con motor V8 o V12) y Rolls-Royce Phantom (modelos 2003-2010). En esta ocasión es un problema más serio, afecta a los frenos.
Puede haber una fuga en el circuito de vacío de los frenos. Si esto se produce, la pérdida de vacío afecta a la potencia disponible del servofreno, haciendo que sea difícil o muy difícil detener el vehículo. El que haya intentado frenar 2-3 veces con el motor apagado ya sabe qué se siente.
Según BMW, no se ha producido ninguna víctima por este problema, y efectúan la revisión de forma voluntaria para evitar más problemas. No solo General Motors, Toyota, Honda o Mazda descubren al cabo de los años potenciales problemas, incluso la inquebrantable fiabilidad alemana no se salva.
Moraleja: en todas partes cuecen habas. Los mitos de la fiabilidad caen uno detrás de otro, al final uno se queda con que hay unos que fallan más, otros que fallan menos; pero todos fallan.