En el mundo del automovilismo hoy, donde los grandes nombres y las tecnologías más complicadas dominan el panorama, una historia de ingenio y pasión que empezó hace un año en el modesto taller de dos amigos de San Diego (California, EEUU) hace las delicias de los petrolheads más puristas amantes de la gasolina y la velocidad.
Hablamos del proyecto de Pete Aardema y Kevin Braun, dos entusiastas de los motores de carreras, que hace un año se embarcaron en un proyecto audaz: construir un motor V12 de 6,0 litros con sus propias manos que fuera capaz de batir un récord de velocidad en las ‘tierras sagradas’ del desierto del sur de California. Y su éxito ha sido asombroso.
El corazón del proyecto: un monstruoso motor V12 casero
Hace un año, Aardema y Braun comenzaron a trabajar en un steamliner(automóviles largos y delgados, generalmente con ruedas carenadas, diseñados para correr), que fuese capaz de desafiar los límites de la velocidad en tierra. El impulsor de la idea fue Braun, un enamorado de los motores antiguos de NASCAR e IndyCar.
Tras comprar varios de estos motores, Braun los desmontó y estudió minuciosamente el diseño de cada una de sus piezas y su tecnología. Después, gracias a la impresión 3D y con ayuda de Aardema, creó unas plantillas para poder fabricar los componentes del motor de carreras soñado por ambos.
El trabajo final después de más de un año de dedicación, no sólo es una obra de arte en términos de ingeniería, sino que también es una prueba de cómo un uso ingenioso de la tecnología actual permite recuperar tradiciones que dieron buen resultado del pasado. Y es que el motor V12 atmosférico de 6,0 l desarrolla 920 CV y alcanza las 9.500 rpm. Se lee tan brutal como sonaba en el banco de potencia:
Cada componente del motor ha sido diseñado y fabricado a medida, incluyendo un cigüeñal y pistones específicos para este V12, que inicialmente prometía otorgar entre 750 y 800 CV y que ha acabado superando las expectativas de sus constructores.
Este brutal bloque se montó en un chasis tubular personalizado, con una distancia entre ejes excepcionalmente larga, y se asoció con una caja de cambios manual secuencial. Este bólido endemoniado ya debutó en la Bonneville Speed Week de 2023 con Cal Rothe como piloto, y fue todo un espectáculo.
Sin embargo, el pasado 20 de mayo en el desierto ‘Mirage Dry Lake Bed’, Rothe llevó el V12 casero de Aardema y Braun a batir su tan ansiado récord de velocidad, superando los 390 km/h. Concretamente, cifró las 244 mph, que equivalen a unos brutales 392,68 km/h con un coche completamente artesanal.
La hazaña en tierras no aptas para principiantes quedó inmortalizada en un emocionante vídeo que muestra cómo el piloto lucha con maestría hasta dominar un vehículo de tal potencia para conseguir su objetivo. Pero ni Aardema, ni Braun ni Cal Rothe piensan detenerse ahora.
Actualmente, están trabajando en añadir un sistema de óxido nitroso al motor para intentar alcanzar los 416 km/h (259 mph) y romper su propio récord. Para ello, también acometerán algunas mejoras en la carrocería.
Con la determinación, la dedicación y el espíritu innovador que ya ha demostrado este equipo, sólo es cuestión de tiempo que logren esta nueva meta. Los tres ya han demostrado que tanto los límites como los récords de velocidad están hechos para romperse.