Baterías en estado sólido

Las baterías de estado sólido para vehículos eléctricos representan un hito fundamental para toda la industria: alargan la autonomía, reducen los tiempos de carga y el precio. Stellantis ya tiene en marcha las suyas.

Las prioridades de las marcas están cambiando.

Prometen que el coche eléctrico será tan fácil de usar como uno térmico: con autonomía de un diésel y cortos tiempos de carga. La gran pregunta es qué marca la estrenará por fin.

China podría así levar varios años, si no décadas, de ventaja sobre el resto del mundo.

En ella se desarrollarán baterías de sodio, que entre otras cosas pretenden revolucionar el coche eléctrico, abaratando su coste final.

La marca coreana también confía en esta tecnología para que sus coches eléctricos se carguen más rápido y ofrezcan más autonomía.

BMW ha recibido por fin el primer lote de baterías de estado sólido de la start-up estadounidense Solid Power.

El contenido de ese recipiente contiene el material que hará realidad el sueño húmedo de todo amante de los vehículos eléctricos: desterrar para siempre la ‘ansiedad por autonomía’.

Toyota llega tarde a la fiesta del coche eléctrico, pero quiere entrar por la puerta grande y que todos la vean.

Quien logre comercializar primero esta tecnología, marcará el tanto del siglo.

Honda ha cerrado alianzas estrategias con varios socios para desarrollar, producir y reciclar baterías para vehículos eléctricos.

Las dos grandes compañías francesas unen fuerzas para desarrollar baterías de estado sólido.

Se espera que la producción de baterías empiece en 2025, que la factoría emplee a unas 5.000 personas y que alcance una capacidad de producción anual de 40 GWh. La siguiente en empezar a ponerse en marcha será la de Sagunto.

Será una fábrica estandarizada, se suministrará en parte con energía renovable y podría surtir tanto a las fábricas españolas del Grupo como a Ford en Almussafes.