“Está claro que ante una mejoría económica es inherente que exista un aumento de la movilidad y un aumento de la movilidad lleva inherentemente asociado un riesgo de accidentes y de que sus consecuencias sean peores.” — María Seguí, directora general de Tráfico
“Que por su naturaleza está de tal manera unido a algo, que no se puede separar de ello.” Así define la RAE la palabra inherente. Fatalismo es el sustantivo que podríamos aportar para apoyar esa inherencia que le ve la máxima responsable de Tráfico al repunte de la siniestralidad. Claro, porque si hablamos de lo inherente, ¿quiénes somos nosotros para reconducir la situación? Mejor será que nos hagamos a la idea de que, para tener menos muertos, hay que estar en crisis.
El año 2015 ha comenzado mal para los planes numéricos de DGT, con un alto repunte en la cifra de fallecidos viales
Dicho esto, resulta que el año 2015 ha comenzado mal para los planes numéricos de DGT, con un alto repunte en la cifra de fallecidos, que entre enero y febrero sumó 35 personas más que en el mismo periodo del año pasado, lo que significa triplicar de hecho la cifra de víctimas mortales de todo el primer trimestre de 2014.
“En 2015 entramos en un momento especial crítico en nuestro país por una mayor exposición. El número de movimientos viene aumentando en lo que llevamos de año como no había aumentado desde 2007.”
O sea, que la cosa está muy mala. Y es porque nos movemos más, vaya por dios. Curiosamente, cuando las cifras descendían no era porque nos moviéramos menos, sino por la inconmensurable labor que llevaba a cabo la Dirección General de Tráfico, en colaboración con los organismos que prestaban su saber hacer por la consecución de objetivos y, muy especialmente, por la mayor concienciación de los ciudadanos, que habían hecho el favor de no matarse al volante, siguiendo aquellas inteligentísimas peticiones que se les lanzaban desde los medios de comunicación.
Ahora sabemos que no, que no es que estuvieran más concienciados, sino que simplemente se movían menos. Suerte que tenemos de María Seguí, que desde su despacho nos abre los ojos... Seguramente se trata de una virtud... inherente al cargo. Su predecesor hacía lo mismo.