El problema de la cinetosis, y por qué hay personas que se marean incluso conduciendo
Cuando hablamos de cinetosis, hablamos de mareo por movimiento. El mareo en el coche puede deberse a una cinetosis común, pero no todas las personas que se marean en un coche son personas que sufren cinetosis. De hecho, es realmente raro que un conductor sufra cinetosis, y sin embargo puede suceder que una persona se maree conduciendo.
Para comprender un poco mejor cómo funciona el mareo en el coche, qué lo puede originar e incluso cómo actuar para mitigar sus efectos en lo posible, explicaremos en primer lugar lo relativo a la cinetosis.
Entender cómo y por qué se origina la cinetosis
Mientras viajamos a bordo de un vehículo, percibimos que estamos en movimiento. Y esa percepción la tenemos gracias al sistema del equilibrio. El sistema del equilibrio gestiona informaciones sobre nuestra posición y movimiento para que nos podamos mantener en pie sin caernos, o sentados sin desplomarnos.
Somos capaces de mantener el equilibrio gracias a una interacción que se realiza de forma continua entre cinco partes del sistema nervioso:
- El oído interno, que controla las direcciones del movimiento: giros, balanceos, cabeceos, oscilaciones transversales, longitudinales...
- Los ojos, que reciben la información sobre nuestra posición y movimiento.
- Los receptores de presión de las articulaciones de las piernas y la columna vertebral, que informan sobre la posición del cuerpo.
- Los receptores sensoriales de músculos y articulaciones, que indican qué partes del cuerpo se están moviendo.
- El sistema nervioso central, formado por el encéfalo y la médula espinal, que procesa toda esa información que sirven los otros sistemas.
Mientras esas cinco piezas encajan, todo va bien. Mantenemos la posición sin mayores contratiempos. Bueno, o así debería debería ser.
Si se descoordinan las informaciones que recibe el sistema nervioso central, si el cerebro recibe mensajes contradictorios entre el oído interno, la vista y el sistema ósteomuscular, puede sobrevenir eso que llamamos mareo cinético, mareo por movimiento o cinetosis.
Un ejemplo clásico de cinetosis es el mareo que experimenta un ocupante del coche que no es el conductor. El vehículo se mueve, y la sensación de movimiento que recibe el sistema nervioso central de esa persona mediante la vista y el oído no cuadra con la sensación de aceleración ni con la sensación de posición que recibe de sus huesos y músculos. Esa incoherencia puede derivar en cinetosis.
Los síntomas de la cinetosis pueden ir de la pérdida de orientación y equilibrio a los sudores fríos, palidez, bostezos, salivación, náuseas y vómitos. Por explicar algunos de los síntomas más frecuentes, los bostezos obedecen a la necesidad que tiene el cuerpo de oxigenarse, mientras que las náuseas y vómitos tienen que ver con la ubicación del centro nervioso que provoca estas reacciones, que se encuentra en el tronco cerebral, muy cerca del centro nervioso del equilibrio.
Quienes tienen mayor propensión al mareo cinético suelen saberlo, porque manifiestan ser, por ejemplo, incapaces de leer en el coche. Es lógico: en esa situación el sistema nervioso central está siendo informado de estatismo por medio de la vista y el sistema osteomuscular, mientras que el oído informa de movimientos inesperados.
Estas personas pueden intentar reducir los efectos de la cinetosis tratando de que las informaciones que recibe el sistema nervioso central sean lo más coherentes posible. Por ejemplo, ocupando el asiento delantero del acompañante, oteando el horizonte con la mirada elevada a fin de reducir la sensación visual de velocidad, e incluso imitando los movimientos físicos del conductor, y evitando actividades que induzcan a los ojos a informar de estatismo, como por ejemplo la lectura en el coche.
Por su parte, el conductor que lleva a bordo personas susceptibles de marearse debería ser suave con los gestos que impliquen aceleraciones, ya sean de tipo longitudinal (aceleraciones, frenadas) o transversal (giros), para evitar agravar el problema.
Marearse conduciendo es posible, pero poco probable por cinetosis
En principio, un conductor no debería sufrir cinetosis, ya que su sistema nervioso central es capaz de realizar una predicción mental del movimiento que llevará a cabo el vehículo que lleva.
Por ejemplo, cuando vamos conduciendo y nos disponemos a tomar una curva, todos nuestros sistemas implicados entran en coherencia cuando basculamos la cabeza y fijamos el centro visual en la curva. El gesto con los brazos hará el resto. Según los análisis más habituales en el terreno de la Medicina, esta coherencia predictiva explica que un conductor difícilmente pueda sufrir mareo cinético.
Sin embargo, puede ser que un tipo muy especial de conductor sufra cinetosis en ciertas situaciones específicas. Nos lo cuenta el Doctor Josep Serra, médico de familia en la Xarxa Sanitària i Social de Santa Tecla, Tarragona: "Es más probable que un piloto de aviación o un patrón de barco sufran cinetosis, ya que los medios en los que transitan se escapan más al modelo de coherencia predictiva".
Las turbulencias imprevistas, sumadas a la menor capacidad de gobernar estos imprevistos al cien por cien, serían un motivo para que algunos pilotos pudieran llegar a marearse. En un barco podría pasar algo muy similar, teniendo en cuenta además las fuertes aceleraciones verticales que se pueden experimentar, por ejemplo durante una tormenta. "Pensemos que los flujos aéreos o hídricos permiten cabeceos, alabeos y rotación", detalla el Dr. Serra.
Sin embargo, se trata de... eso, de unos casos muy particulares.
De hecho, no hay demasiada literatura médica sobre el mareo cinético del conductor, según nos confirma el médico tarraconense: "Lo que ocurre es que si un conductor efectivamente se marea, eso no es cinetosis sino básicamente que el hombre no se encuentra bien". Entre las posibles causas hay factores como:
- Mala circulación sanguínea. Si el cerebro no recibe suficiente riego, es normal que surja el mareo. Por otra parte, el oído interno es especialmente sensible a las alteraciones del flujo sanguíneo. Algunas causas pueden ser el exceso de colesterol, los problemas cardíacos, la hipoglucemia, la anemia o el consumo de ciertas drogas estimulantes, el exceso de sal, etcétera.
- Problemas neurológicos. Algunos problemas en el sistema nervioso pueden afectar al equilibrio.
- Ansiedad. La ansiedad puede causar mareo y aturdimiento, entre otros muchos otros problemas.
El vértigo también es una fuente de problemas habitual, y esa sensación de que el mundo gira puede venir de múltiples causas. Existe el vértigo postural benigno, causado por otoconia (pequeñas partículas que se encuentran en el oído interno), y que sucede cuando cambiamos la posición de la cabeza, por ejemplo cuando conduciendo giramos el cuello para ver si viene alguien por una calle. El vértigo también puede venir por una migraña o por una alergia a ciertas sustancias (polvo, polen, moho, caspa), por una infección en el oído interno o por alguna razón más específica, como la enfermedad de Ménière.
Las razones para marearse al volante son muy variadas, pero no son cinetosis, sino que tienen que ver con el estado de salud del conductor que se marea, aun sin que este sea siempre consciente de las consecuencias que puede acarrear su problema. Por poner un escenario habitual, las cervicopatías (por ejemplo originadas por lesiones por latigazo cervical) también pueden estar en la base de los mareos, "y no son pocos los conductores que, incluso estando mareados, acuden al médico conduciendo", según explica el Dr. Serra.
La respuesta a por qué algunas personas sí que se marean conduciendo es, como hemos visto, compleja, sin que esos mareos puedan considerarse mareos cinéticos, por definición. En cambio, la respuesta a la siguiente pregunta lógica, qué hacer cuando nos mareamos conduciendo, es tan sencilla como entender esto: Deja de conducir y ve a que te vea un médico.
La cinetosis y los coches autónomos, un problema previsible que habrá que resolver
Finalmente, hay un tema asociado al mareo cinético que es tan previsible como previsibles son nuestras acciones en el quinteto que permite que mantengamos el equilibrio. Se trata de la cinetosis cuando nadie conduce, es decir, cuando todo el mundo es pasajero de un coche autónomo.
Estamos acostumbrados ya a que las imágenes que promocionan los coches autónomos nos muestren rostros felices de personas que aprovechan el trayecto para leer o utilizar una tablet, dando a entender que la conducción autónoma nos permitirá disfrutar el camino haciendo cosas que no son conducir, y que mientras conducimos no podemos hacer. O no deberíamos.
La idea es buena. El problema es que hay conductores que rehúsan ser pasajeros porque saben que cuando ocupan el asiento del acompañante sienten que se marean. Son conductores propensos a la cinetosis, pero mientras conducen no sufren mareo porque las informaciones que gestionan sus sistemas del equilibrio son coherentes. ¿Qué ocurrirá cuando sean pasajeros de un coche autónomo? Eso es algo que está por resolver, todavía.
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