El pasado 1 de julio entró en vigor en Francia el nuevo límite de velocidad, que rebaja de 90 km/h a 80 km/h la velocidad en las carreteras nacionales y regionales de doble sentido sin separador central.
Una medida que se recibió sin mucho entusiasmo entre la población y que ya arroja las primeras cifras. Según desvela una cabecera francesa, medio millón de vehículos han sido cazados por los radares en estas vías -el doble que el año pasado- y se han cuadruplicado los ataques a las cámaras de velocidad.
Los extranjeros, las principales 'víctimas'
Los radares han trabajado durante el mes de julio el doble de lo que lo hicieron en el mismo periodo el año pasado, y se ha atribuido el aumento a esa reducción del límite a 80 km/h en carreteras secundarias, que tiene el objetivo de salvar 400 vidas al año.
Según explica Europe1, han saltado 260.000 flashes más que en julio del año pasado, alcanzando un total de 500.000 intercepciones, aunque según el delegado interministerial para la Seguridad Vial, solo el 62 % generaron una multa. En concreto, fueron los conductores foráneos los que se llevaron la peor parte por no estar informados acerca de la nueva situación.
Dans le Var et comme toute la France, il faut bien remplacer la taxe d'habitation : les radars flashent deux fois plus depuis la limitation à 80 km/h : https://t.co/UayLV6ug6B
— François (@fb75015) 30 de julio de 2018
Además se han detectado daños a un total de 1.400 radares durante el mes de julio; cuatro veces más de lo normal, informa Auto Plus.
Desde el anuncio en enero del paso a 80 km/h en el 40 % de las carreteras francesas, han aumentado las asociaciones de automovilistas, motociclistas, pero también parlamentarios y funcionarios locales electos que han elevado acciones y peticiones contra la medida, sin conseguir disuadir al Gobierno de Macron.
Algo parecido a lo que el director de la DGT, Pere Navarro, ha venido reivindicando desde hace tiempo y recientemente, sobre todo en los adelantamientos a ciclistas en carreteras secundarias, de forma que sea obligatorio que los conductores reduzcan la velocidad en estas situaciones.
"Me parece de sentido común tocar algo de la velocidad. Al menos habría que reducirla 20 o 30 kilómetros por hora. Normalmente el sentido común tiene mas peso que los grandes estudios científicos", afirmó Navarro hace poco en una entrevista.
¿Pasaría algo parecido en España si se tocaran los límites de las convencionales? Habría que ver hasta qué punto es necesario reducir los límites genéricos, o bien estudiar mejor los límites específicos de cada tramo, una tarea más laboriosa y cara.
