Es posible que muchos de vosotros no hayáis visto nunca uno de ellos por la calle. A mi me ha pasado lo mismo hasta que llegué a recoger la unidad que protagonizará nuestra prueba durante esta semana. Hablamos del MINI Cooper S Roadster, un pequeño capricho de armas tomar.
A comienzos de este año la marca del Grupo BMW anunció el lanzamiento al mercado de esta versión biplaza que deriva del MINI Coupé, un auténtico Roadster que se convertía en el segundo modelo descapotable de la marca junto con el MINI Cabrio.
¿Tienen sentido dos descapotables en la gama MINI? A pesar de las similitudes y diferencias entre ambos modelos, este mantiene el característico estilo de conducción deportivo, directo y muy rápido que se ha convertido en una seña de identidad de los modelos MINI, pero lo lleva a un extremo de lo más divertido.
Estéticamente el MINI Roadster no pasa desapercibido y menos en esta versión Cooper S más deportiva que el resto (con permiso de los JCW). Manteniendo el estilo inconfundible que permite que cualquiera pueda identificarlo como un auténtico MINI, el Roadster tiene una serie de características que lo hacen único.
El frontal está presidido por las ópticas de forma redondeada idénticas a los modelos más tradicionales de MINI. Esta versión Cooper S destaca por una entrada de aire situada en la parte central del capó delantero que le da un toque muy deportivo y permite identificarlo de un vistazo como la versión más potente.
La parrilla delantera pintada en color negro está flanqueada por un marco cromado, que junto con las entradas de aire situadas en la parte inferior del paragolpes también cromadas y los perfiles que rodean las ópticas, le confieren un carácter muy personal y pasional.
En la vista lateral, el MINI Roadster tiene muy claramente diferenciados los tres volúmenes que dan forma a la carrocería. El frontal, la zona central del habitáculo con la capota y el maletero. Esos tres volúmenes tienen unas dimensiones muy similares entre ellos, evitando los morros alargados típicos de los biplaza roadster con los que compite en el mercado.
Y es que no debemos olvidar que se trata de un MINI, y haciendo honor a su nombre sus dimensiones han de ser contenidas y típicamente urbanas. Por ello mide 3,73 metros de largo y tiene 1,68 metros de ancho y sigue siendo gracias a ello un coche perfecto para moverse entre el tráfico urbano.
Las ruedas situadas en los extremos de la carrocería son marca de la casa y, aparte de darle un aspecto muy personal y marcado, permiten que la distancia entre ejes sea de 2,46 metros y por tanto la estabilidad está más que garantizada como veremos más adelante.
Lo que sin duda llama la atención cuando ves el coche de lado es la escasa altura del conjunto, que con la capota cerrada se queda en 1,39 metros. Eso es lo que le da el toque deportivo definitivo y por comprarlo con su primo el BMW Z4, este es solo un centímetro más bajo.
Para conseguir esta escasa altura al suelo, el parabrisas delantero es la parte que más cambia respecto al resto de modelos MINI. Este está muy inclinado, 13 milímetros más que en el Cabrio, de forma que Roadster es 20 milímetros más bajo que el MINI Cabrio.
En la parte trasera, la tapa del maletero tiene una presencia destacada. Marcada por las líneas rectas, continúa de forma natural la marcada cintura del coche hasta una trasera que tiene un aspecto muy compacto y bajo mi punto de vista, agraciado.
Las ópticas típicas de MINI en la trasera encajan a la perfección en esa trasera marcada por la tapa del maletero, muy prolongada desde la parte trasera de la capota y que alberga un alerón retráctil que se eleva de forma automática al pasar de 120 km/h y que se puede levantar también a través de un botón en el salpicadero.
La doble salida de escape central son detalles inequívocos del Cooper S, aunque también las comparte con el Cooper SD. Las llantas de la unidad de pruebas son opcionales de 17 pulgadas, pero su color negro a juego con las dos líneas que recorren el coche por la parte central también en color negro, le dan un aspecto muy deportivo y 100% británico.
La capota, de lona
Mantiendo la esencia de lo que es un auténtico roadster, el MINI Roadster recurre a una tradicional capota de lona frente a otros sistemas poco prácticos y estéticos como son los techos duros retráctiles.
Sin duda en un coche de este tamaño es la elección más lógica, sin caer en la moda de los techos duros retráctiles como hicieron otros fabricantes con coches auténticamente amorfos como el Nissan Micra CC o el Mitsubishi Colt CZC.
Al abrirla, la capota se pliega hasta formar una superficie plana detrás de los asientos de forma que no resta espacio ni al habitáculo ni al maletero, que tiene la misma capacidad tanto cuando la capota está abierta como cuando está cerrada.
Lo que no me explico del todo bien es por qué el sistema de apertura tiene una parte del proceso que hay que hacer manualmente. Para desenganchar la parte delantera, hay que girar un mando y empujar ligeramente hacia arriba. Luego pulsas el botón situado en la parte inferior del arco del parabrisas y en escasos cuatro segundos se esconde tras los asientos traseros.
Detrás de estos los necesarios arcos de seguridad son el punto y final a un conjunto que tiene todo lo que se espera en un roadster. Entre ambos arcos se puede situar un práctico paravientos que cuando no lo necesitas, se guarda sin apenas ocupar espacio en el amplio maletero de 240 litros.
El interior típicamente MINI pero dividido entre dos
El habitáculo del MINI Roadster es exactamente igual que el del resto de MINI tradicionales, tan solo se ha reducido su tamaño para convertirlo en un biplaza. Todos los detalles característicos del resto de la gama MINI se mantienen.
El reloj central de gran tamaño es el principal elemento destacado en el salpicadero, y en el caso de la unidad de pruebas incorporaba el navegador por satélite opcional por que está disponible por 1.902 euros (implica la radio-CD Visual Boost).
Los asientos son muy cómodos y deportivos al mismo tiempo, con un aspecto que encaja a la perfección con el resto de líneas redondeadas del habitáculo. En la unidad de pruebas iban tapizados en piel de color marrón, con un precio de 1.849 euros.
Por lo demás, tienes todos los mandos necesarios divididos entre dos zonas, una en la parte inferior de la consola central y otra en la parte inferior del arco del parabrisas. El climatizador tiene unos mandos muy sencillos de utilizar y los múltiples huecos situados en los interiores de las puertas la zona central entre ambos asientos hacen de él uno de los coches más prácticos de su segmento.
En Motorpasión | MINI Cooper S Roadster, prueba (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4)