Durante años he tenido la impresión, y así lo he compartido con todo el mundo, de que el mercado de coches de segunda mano es perjudicial para el comprador. En base a mi experiencia propia y a la de todos mis conocidos, siempre hay sorpresas desagradables y gastos no planificados en un coche de segunda mano.
Si has mirado coches de ocasión, sabrás que precisamente el que te gusta siempre ha pertenecido a una mujer o señor mayor que lo utilizaba únicamente para llevar a sus hijos/nietos al colegio y para hacer la compra.
Curiosamente, el coche que miras nunca ha pertenecido a un joven cocainómano que lo utilizaba para hacer carreras ilegales. Y no deja de ser curioso que la rotación de coches en el segundo grupo sea muchísimo mayor que en el primero. Es como para pensárselo.
Lo peor de todo es que, en el estadísticamente improbable caso de que ese coche perteneciese a esa persona, eso no lo exime de que tenga problemas.
Coches de segunda mano: ¿problemáticos por definición?
Yo pensaba que simplemente en el mercado de segunda mano había una “burbuja” en la que los precios estaban inflados. Pero hace poco he descubierto un problema coyuntural en este mercado, leyendo el libro El Economista Camuflado.
Resumiendo, los mercados no funcionan correctamente cuando una parte tiene más información que la otra sobre el producto que se vende. Y el concesionario o particular tiene más información que tú. Los precios se ponen en función de lo que ves (aspecto, kilometraje, etc) y no en función del valor del coche.
Además, la escasez de un tipo concreto de vehículos (normalmente coches pequeños de bajo consumo) hace que su precio suba por encima de su valor real comparado con un coche nuevo. Es otro factor importante. La producción de coches nuevos es potencialmente ilimitada, pero la de segunda mano no, o al menos no tan fácilmente.
Si la gente se empeña en comprar utilitarios diésel nuevos, habrá para todos, y los precios no tienen por qué subir (tampoco por qué bajar). Pero si van a por los de segunda mano, los precios subirán mucho más rápido.
Tengo un amigo que se quiere comprar un BMW 750i de segunda mano con un montón de años, a lo que todo el mundo le responde que está loco. Su argumento es que el loco es quién se compra un Ibiza diésel con siete años, ya que su precio está muy elevado debido a que todo el mundo quiere algo así. Sin embargo, comprar un coche que nadie quiere de segunda mano significa pagar un precio por debajo del precio real que debería tener (y así es, se pueden encontrar este tipo de coches por 2.500 euros, la mitad que un Ibiza).
Mi consejo, atrevido pero fundamentado, es que huyamos del mercado de segunda mano salvo casos claros. A la larga, será una inversión. Un caso claro es que necesitemos un coche para el trabajo de nuestra vida, y en ese momento no dispongamos de dinero para otra cosa. Antes que meternos en un crédito a muchos años, mejor es comprar un coche de segunda mano para “ir tirando” durante un año o dos, y después cambiarlo.
Eso sí, comprar un coche de segunda mano es como jugar a la ruleta. Y no sólo en el sentido de que nos puede salir mal, sino que debemos entrar en el casino sabiendo cuánto nos vamos a gastar. Establece un máximo para reparaciones de ese coche. Sea alto o bajo, pero no te pases ni un euro.
Si te compras un coche por 3.000 euros, y al día siguiente tiene una avería que no te cubra la garantía que te cuesta 2.000 euros, plantéate la situación: si lo puedes vender averiado por 1.000 euros, no lo arregles. Arreglar un coche no significa que no vuelva a fallar por otro sitio. Es más, los que lo hacen una vez, repiten.
La seguridad de los coches de segunda mano
Otro factor fundamental es la seguridad. Más de 3.000 personas mueren cada año en las carreteras, y comprar un coche de segunda mano es en el 80% de los casos hacerte con dos o más papeletas de tener un siniestro mortal. Da igual que tenga ABS, Airbag o que sea “un tanque”, olvídate de la falsa percepción de seguridad y consulta los resultados EuroNCAP (y eso que sólo miden seguridad pasiva, ¿tu coche de segunda mano tiene ESP?).
Si finalmente no te queda otra opción que comprar un coche de segunda mano, te recomiendo que lo revise un mecánico independiente, que inviertas en seguridad y no en estética, que revises la garantía y que tengas claro qué harás si encuentras una avería de 5.000 euros. Y, en cualquier caso, que vayas haciendo planes de futuro para un coche nuevo, hombre prevenido vale por dos.
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