"El futuro no está en la industria militar". El presidente de Stellantis dice que aunque estén en un momento crítico, no necesitan los contratos que han salvado a decenas de marcas

"El futuro no está en la industria militar". El presidente de Stellantis dice que aunque estén en un momento crítico, no necesitan los contratos que han salvado a decenas de marcas
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A lo largo de la historia, a las marcas de coches les ha salido tremendamente tener contratos con Defensa. Varios fabricantes sobrevivieron por ello en periodo de conflicto, e incluso las hay que nacieron gracias a la propia guerra.

Pero Stellantis, que hasta valora echar el cierre a marcas del grupo que no sean rentables, considera que los fabricantes de coches deberían mantenerse alejados de la industria militar. Irónicamente, esta postura es fruto de una guerra entre el gigante automovilístico y el gobierno italiano.

"No creemos que el futuro del automóvil sea la industria de defensa"

Las disputas entre el Ejecutivo italiano y Stellantis vienen de largo: muchas de las decisiones tomadas por Stellantis bajo la tutela de Carlos Tavares, ya ex CEO, no han gustado al gobierno de Giorgia Meloni. Por ejemplo llevarse la producción de un Alfa Romeo fuera de Italia o detener la fabricación del Fiat 500 Eléctrico por su baja demanda.

"Jubilado" Tavares, Stellantis mantiene hojas de ruta, como la posibilidad de eliminar marcas si no dan sus números: Alfa Romeo, Maserati o Lancia están en la cuerda floja. Firmas que son asunto de Estado para Italia, por ser identitarias del país transalpino.

Las tensiones entre Italia y Stellantis cuando el Gobierno destinar a Defensa una inversión de 4.600 millones de euros que en principio iban a ser para la industria del automóvil.

Fábrica de Mirafiori (Turín)

Industrias mejor separadas. Italia acaba de anunciar un plan industrial destinado a fomentar las conexiones entre el sector del automóvil, el de defensa y el aeroespacial. Los detalles de esta hoja de ruta se darán a conocer en junio.

John Elkann, presidente interino de Stellantis, no ha tardado en responder a este plan del Gobierno transalpino. "No creemos que el futuro del automóvil sea la industria de defensa". Argumenta que en EEUU o China, ambas industrias son fuertes por separado y que no es necesario escoger entre las dos.

Esto aviva la batalla entre ambos, pese a que Stellantis ha anunciado una inversión de 2.000 millones de euros para este 2025 en las factorías italianas de varias de sus marcas, lo que ayudará salvar puestos de trabajo (Stellantis emplea a unos 40.000 trabajadores en el país).

Pero, desde el Ejecutivo critican que el conglomeado sigue favoreciendo inversiones y empleos en el extranjero y que su enfoque en los vehículos eléctricos es excesivo. "Elkann debería disculparse con los trabajadores italianos", ha señalado el partido Liga, perteneciente a la colación que gobierna el país según recoge Reuters.

Jeep nació como marca gracias a un todoterreno militar

Jeep Willys

La postura de Stellantis resulta irónica dado que una sus marcas nació  gracias a la industria militar: Jeep. Esta firma surgió del todoterreno militar fabricado por Willys-Overland Motors durante la Segunda Guerra Mundial. En los años 60, Jeep pasó a ser firma de automóviles propiamente. Lo mismo ocurrió con Land Rover gracias al Defender militar.

Los conflictos bélicos también han salvado de morir a varias marcas de coches gracias a millonarios contratos para producir vehículos militares mientras la fabricación de coches estaba parada. En EEUU, Ford levantó una planta de ensamblaje que dio salida a aviones de fabricación masiva como el bombardero B-24 Liberator. También surtió a la Armada de camiones para transportar las piezas de este prolífico avión militar, entre otros muchos recursos que contribuyeron al esfuerzo militar de EEUU cuando entró en la Segunda Guerra Mundial.

Más allá de los coches, firmas como Harley Davidson produjeron un gran volumen de motos para el ejército: la marca de Wisconsin entregó 88.000 unidades a la armada estadounidense y cerca de 20.00 a las fuerzas armadas de Canadá.

Clase G militar

La industria militar también ha ayudado a impulsar marcas de coches. Un claro ejemplo lo tenemos con Steyr Puch, hoy Magna Steyr, una firma que apenas vendía modelos fuera de las fronteras de Alemania y Austria. Tras aliarse con Mercedes-Benz concibieron el Clase G militar, germen del que hoy es considerado uno de los mejores todoterrenos del mundo y todo un icono del automóvil. Magna Steyr hoy sobrevive gracias a aquella y ha seguido desarrollando coches para Mercedes y otras firmas. Uno de los últimos ejemplos es el todoterreno Ineos Grenadier.

A día de hoy hay fabricantes como Polaris están fuertemente ligados al Defensa, concibiendo varios todoterrenos militares, quads y motos. Gracias a ello goza de una estupenda posición económica que le ha permitido por ejemplo comprar la marca de motos Indian y, tras renovar su gama por completo, permitirla rivalizar con Harley Davidson.

La actitud de Stellantis solo entiende desde el pulso que mantiene con el Ejecutivo italiano y que se recruderá en los próximos meses si toman la drástica medida de prescindir de algunas firmas italianas.

Imágenes | Stellantis, Gobierno EEUU

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