
El diésel más barato que la gasolina tiene los días contados. En principio, España tendría que haber igualado el precio del gasóleo con el de la gasolina este primer trimestre. Sin embargo, la Comisión Europea ha concedido a España una prórroga de tres semanas. Con toda probabilidad no se aplicará antes de las vacaciones de Semana Santa.
La equiparación del precio del diésel con el de la gasolina es necesaria para poder recibir el quinto pago de los fondos Next Generation de ayudas, de 7.500 millones de euros. El problema es que los socios de Gobierno están enfrentados sobre esta cuestión. Y sin esa subida de precios, no habrá todas las ayudas europeas a las que puede optar España.
Europa pide un aumento “permanente” de los ingresos para poder optar a las ayudas
El diésel para los turismos es casi una excepción europea a nivel mundial. Este carburante se impuso en nuestro país y en todo el continente gracias a una fiscalidad ventajosa. Lleva décadas siendo notablemente más barato que la gasolina, esencialmente gracias a una fiscalidad que favorece el gasóleo.
En España, tanto diésel como gasolina están sujetos a un IVA del 21%, al Impuesto de Ventas Minoristas y al Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH). La ventaja de precio del diésel se da en este último, en el IEH. Si bien en la gasolina es de 0,472 €/l para la gasolina sin plomo de 95 y de 0,505 €/l para la de 98, es de 0,379 €/l en el diésel. Así, el diésel tiene una ventaja de casi 10 céntimos sobre la gasolina sin plomo de 95.
Las razones para que así sean han evolucionado con el tiempo. Ya sea por su importancia en el transporte por carretera, por el hecho de que los vehículos diésel consumen menos carburante -contribuyendo a reducir la compra de hidrocarburos en periodos de crisis del petróleo- o, en los 20 primeros años de este siglo, por sus bajas emisiones de CO2 con respecto a la gasolina, siempre hubo una explicación para justificar su bajo precio obtenido gracias a una menor imposición.
¿Por qué el precio del diésel va a subir en 2025? Después de años de manga ancha en el control presupuestario tras la pandemia, los países de la UE tienen que volver a reducir su déficit presupuestario. Para incentivarlos a cumplir, Europa pone sobre la mesa una serie de ayudas siempre y cuando se cumplan los compromisos de reducción del déficit presentados por los países y aprobados por la Comisión Europea.
Para lograr reducir el déficit, es preciso reducir el gasto y obtener más ingresos. España ha propuesto varias medidas. Estas medidas deberán conducir a un aumento “permanente” de los ingresos de, “al menos”, el 0,3 % del PIB, que equivale a unos 4.500 millones de euros. España ha propuesto un total de 84 hitos y objetivos, de los cuales 55 de ellos fueron adelantados.
Y entre las medidas para aumentar los ingresos de forma permanente está el equiparar el precio del diésel con el de la gasolina, aumentando el IEH del gasóleo A. Esto permitiría recaudar unos 1.500 millones de euros adicionales para las arcas públicas, según los cálculos del Gobierno.
El problema es que, de momento, la subida del impuesto sobre el diésel está paralizada. Es una medida que solo apoyará Podemos si se saca adelante también un gravamen permanente sobre las compañías energéticas, que ha decaído en el Congreso por el rechazo de Junts y PNV.
Las posiciones de los partidos políticos en este asunto parecen bastante fijadas desde hace meses. Y es que supondría un incremento de 10 céntimos por litro, es decir, unos seis euros más al llenar un depósito de 50 litros. Sería también un duro golpe para las empresas de transportes y los profesionales autónomos, con el riesgo de provocar inflación al repercutir estos profesionales el mayor coste de sus servicios en su precio final. Ahora, el Gobierno tiene tres semanas para lograrlo.
En cualquier caso, recuerdan desde EFE, el impuesto al diésel no condiciona la llegada del conjunto de los 23.900 millones que forman parte de las ayudas. Su incumplimiento solo supondría el descuento de una parte de esta cantidad que tendría que cifrar la Comisión Europea.
Imágenes | Jennifer Latuperisa-Andresen, Unsplash