
China acaba de dar luz verde a la construcción de una mega estación submarina en el Mar de China Meridional, un proyecto tan ambicioso que podría cambiar el futuro de la exploración oceánica y la obtención de recursos energéticos. Se espera que esta instalación, que estará ubicada a 2.000 metros de profundidad, esté operativa en 2030 y albergue a seis científicos en misiones de hasta un mes de duración.
El laboratorio submarino tendrá la misión de estudiar las regiones del fondo marino ricas en hidrato de metano -también conocido como "hielo inflamable"-: una fuente de energía con un impacto ambiental menor que el carbón o el petróleo. Además, servirá para la exploración de tierras raras y minerales valiosos como el cobalto y el níquel, esenciales por ejemplo para las baterías de coches eléctricos.
Una "estación espacial" en el fondo del mar
Entre los detalles del diseño revelados por el investigador Yin Jianping, del Instituto de Oceanología del Mar de China Meridional de la Academia China de Ciencias a varios medios chinos, destaca que la estructura estará conectada a la red de fibra óptica china y contará con un avanzado sistema de soporte vital capaz de mantener a los científicos bajo el agua durante largos periodos de tiempo. Incluso soportando una presión 200 veces superior a la del nivel del mar.
El laboratorio no operará en solitario: una flota de sumergibles no tripulados, buques de superficie y observatorios submarinos lo complementará para formar una sofisticada red de vigilancia.
Además, contará con el respaldo del buque perforador chino Mengxiang, clave para la extracción y análisis de los recursos del subsuelo marino. Uno de los objetivos es extraer hidrato de metano: un gas natural atrapado en estructuras de hielo que, al quemarse, libera menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles tradicionales.
Su extracción, sin embargo, presenta enormes desafíos tecnológicos y ambientales. Tras años de estudios, los investigadores chinos aún buscan la forma más segura y sostenible de aprovechar este recurso sin alterar el equilibrio del fondo marino, evitar el aumento del nivel del mar o incrementar la actividad sísmica en la región.
Además de la energía, la base se centrará en el estudio de minerales como el cobalto y las tierras raras, fundamentales para la fabricación de baterías y dispositivos electrónicos. También investigará la biodiversidad submarina, en busca de nuevas especies y compuestos con aplicaciones biofarmacéuticas.
Un hito en la exploración submarina, la geopolítica y el control estratégico
El Mar de China Meridional es una zona de alta tensión geopolítica, con varios países como Vietnam, Filipinas y Malasia en conflicto por el territorio. Con esta ‘nueva base’ submarina, China refuerza su presencia en la región y aumenta su capacidad de vigilancia marítima.
Al igual que ha sucedido con la construcción de islas artificiales, este proyecto puede justificar futuras operaciones militares bajo el argumento de proteger activos científicos y energéticos. Más allá de alas costas asiáticas, China no es el único país que apuesta por estaciones submarinas.
Uno de los ejemplos más conocidos, aunque no del todo comparable, es el de EEUU y su proyecto ‘Proteus’ liderado por Fabien Cousteau, nieto del legendario explorador Jacques Cousteau, que está desarrollando un centro de investigación en los fondos oceánicos para cumplir el que fue el sueño de su abuelo. En este caso, Proteus estará ubicado a unos 20 metros de profundidad, pero su objetivo principal es el de estudiar los océanos y sus secretos.
En cambio, la base china se sumergirá hasta los 2.000 metros para explotar los lechos marinos, lo que la convertirá en una de las instalaciones submarinas más avanzadas de la historia. Si el proyecto tiene éxito, esta base submarina podría marcar un antes y un después en la exploración de los fondos marinos y la obtención de nuevas fuentes de energía.
Imágenes | SCMP, Proteus Ocean Group