La Harley-Davidson LiveWire es, posiblemente, una de las novedades más esperadas y disruptivas en el mundo de la moto de los últimos años. No sólo se trata de la primera moto eléctrica de Harley-Davidson, es la primera moto eléctrica a tamaño real de un fabricante tradicional de motos, pero aún hay más.
En la nueva hoja de ruta de la firma americana hay un nuevo rumbo, un rumbo sin ruidos estruendosos ni humos, un rumbo que va inexorablemente hacia las motos eléctricas utilitarias y en el que Harley-Davidson ya ha dejado ver a dos nuevos prototipos.
Dos nuevas motos eléctricas posteriores a la Harley-Davidson LiveWire
En Milwaukee saben que su modelo de negocio basado únicamente en la producción de motocicletas de estilo custom de gran cilindrada y pertenecientes al segmento premium tiene los días contados. Los veteranos harlistas que antaño sustentaban el proyecto de Harley-Davidson cada vez tienen menos relevo generacional, así que la marca ha decidido que es hora de renovarse o morir.
Con la firme intención de conquistar a los millennials en Harley-Davidson van a ir un paso más allá de las motos eléctricas, de hecho ya tienen preparada la segunda zancada y será el comienzo de un nuevo camino en la marca nacida en 1903 y que el año pasado celebró su 115 aniversario confirmando el cambio de rumbo.
En esta nueva dirección se encuentran dos nuevos modelos que llegarán a rebufo de la LiveWire. Cuando se comercialice definitivamente la primera moto eléctrica a finales de 2019 por un precio de 33.700 euros, Harley-Davidson ya tendrá preparados sus dos próximos modelos, y estarán destinados a un público mucho más joven y con una clara vocación urbana o de aventura. Nada que ver con su afición actual.
Así, Harley-Davidson se llevó hasta los X-Games de Aspen dos de sus prototipos (aún sin nombre) y los puso en manos de figuras representativas de los deportes de invierno. Por un lado tenemos a un pequeño scooter de rollo surfero, con grandes plaraformas planas de madera para poner los pies que recuerdan a tablas de esquí y unas líneas simples pero efectivas.
El bastidor tubular, el manillar ancho y las llantas de radios con neumáticos gruesos ofrecen una imagen impactante para aquellos usuarios que buscan algo distinto entre las motos eléctricas para moverse por la ciudad, y es que hasta ahora parece que hacer una moto eléctrica era sinónimo de hacer una moto fea.
En el otro extremo conceptual se encuentra una propuesta que se queda a medio camino entre una moto y una bicicleta de montaña. Con una estructura de aspecto más liviano y carente de pedales, la opción más gamberra de Harley-Davidson es una pequeña moto apta para los que buscan emociones fuertes en el offroad.
Suspensiones de largo recorrido, un peso aparentemente contenido y una potencia más que suficiente para divertirse a manos llenas fuera de la carretera serán los argumentos de este futuro modelo que, si todo va bien, veremos aparecer junto a su pariente a lo largo del año 2020.
En ninguno de los dos casos los americanos han confirmado o desmentido ningún tipo de dato técnico sobre estos dos nuevos modelos, pero sí sabemos que cuando Harley-Davidson ha hecho públicos estos prototipos es porque tienen el firme propósito de sacarlos adelante. El ejemplo más claro lo tenemos con la LiveWire, cuya primera versión preserie data de 2014.