Coches para el recuerdo: Así era el Mercedes-Benz CLK GTR
La idea de convertir un vehículo de competición en un coche de calle es algo que siempre ha atraido a los más acérrimos amantes de los automóviles. Quizá uno de los ejemplos más salvajes de finales del siglo pasado sea el Mercedes-Benz CLK GTR, un vehículo de carreras creado por Mercedes y AMG, que más tarde contaría con una variante de calle, a pesar de estar ideado para competir en el campeonato FIA GT.
Durante la temporada de 1997 Mercedes-Benz necesitaba una competición de altos vuelos en la que participar y la FIA estaba convirtiendo las BPR Global GT Series en lo que después se conocería como FIA GT. En este punto es en el que Mercedes encargó a AMG la creación de un vehículo de competición que mantuviese ciertas similitudes con un modelo de calle.
La idea era simple, crear una máquina de carreras capaz de batir a la competencia pero siguiendo la línea del Porsche 911 GT1, es decir, basando el diseño en algún modelo de calle reconocible. Los diseñadores de AMG se basaron en el Mercedes-Benz CLK, aunque las similitudes eran simplemente estéticas. Todo lo demás era radicalmente distinto.
Inicio en las carreras
Cuenta la leyenda que para el desarrollo del Mercedes-Benz CLK GTR fue muy importante la adquisición por parte de AMG de un McLaren F1 GTR de Larbre Compétition, campeón vigente por entonces de las BPR GT Series.
Aquel vehículo sirvió a AMG para hacerse una idea de los tiempos de vuelta que su apuesta de carreras debería ser capaz de alcanzar y fue también clave a la hora de perfeccionar elementos aerodinámicos para su futuro coche, cuya eficacia fue probada previamente en el McLaren, antes incluso de que se fabricara la primera unidad del CLK GTR.
La joya de AMG equipaba en posición central un motor Mercedes-Benz V12 de la familia M120 que cubicaba 6 litros (en la versión GTR de competición) y desarrollaba unos 600 CV, aunque más tarde se evolucionó a versiones que alcanzaban los 630 CV. Montaba una caja de cambios secuencial de seis velocidades y la carrocería, por supuesto, era de fibra de carbono, por lo que el CLK GTR era una auténtica bala.
Sólo 128 días después del comienzo del proyecto, Mercedes y AMG ya habían fabricado dos unidades de su CLK GTR y entraron como participantes en el campeonato FIA GT de 1997, cuya prueba inicial era en casa, en el circuito alemán de Hockenheimring. No obstante, sus primeros pasos no fueran demasiado buenos.
Después de las tres primeras pruebas del campeonato, Mercedes llegó a la cita de Nürburgring con un tercer CLK GTR y fue capaz de superar a la legión de McLaren, haciéndose con los dos primeros puestos del cajón. Victorias posteriores en A1-Ring, Suzuka, Donington, Sebring y Laguna Seca permitieron a Mercedes ganar el campeonato de constructores y a Bernd Schneider hacerse con el preciado título de pilotos.
Al año siguiente, 1998, Mercedes-Benz corrió las dos primeras pruebas del campeonato con el CLK GTR, pero después lo actualizó al denominado CLK LM con las miras puestas en Las 24 Horas de Le Mans. No obstante, volvamos al CLK GTR y a lo más interesante, su versión de calle.
Versión de calle
Para cumplir con los requisitos impuestos por la FIA, Mercedes-Benz fabricó en 1997 una unidad de calle del Mercedes-Benz CLK GTR que nunca se llegó a comercializar, pero todavía quedaba fabricar otras 25 unidades adicionales.
Los CLK GTR de calle diferian muy poco de la versión de competición. Las comodidades y el refinamiento del vehículo eran casi iguales al de carreras, aunque el interior contaba con tapicería de cuero, sistema de audio, un par de compartimentos portaobjetos en las puertas y se ofrecía opcionalmente la posibilidad de instalar aire acondicionado. ¡Ah! Y contaba también con control de tracción, que no todos los conductores somos Bernd Schneider.
La variante de calle conservó gran parte de la estética del CLK GTR y también el motor de doce cilindros en V, aunque la cilindrada se aumentó de los 6 litros iniciales hasta los 6.9 litros. La potencia máxima rondaba los 612 CV y el par motor máximo era de 775 Nm. Mercedes aseveró que el CLK GTR de calle aceleraba de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y alcanzaba los 320 km/h.
Las unidades restantes del CLK GTR en su versión de calle se fabricaron entre 1998 y 1999 en la planta de AMG en Affalterbach. Todos, a excepción de una unidad para el Sultán de Brunei, se construyeron con el volante a la izquierda. A día de hoy el precio de una unidad puede superar fácilmente el millón de euros. Además, también existe alguna variante descapotable o Roadster del modelo.
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