Más de dos años después de que se destapara el Escándalo de las Emisiones de Volkswagen, y con varios casos aún coleando, el fabricante alemán ha sido condenado por la Fiscalía de Braunschweig pagar un total de 1.000 millones de euros de multa por la manipulación de emisiones. Se trata de la primera sanción impuesta a Volkswagen en Europa, que la marca ha aceptado admitiendo su responsabilidad.
Desde que el Dieselgate estallara, Volkswagen no había asumido ninguna sanción económica en suelo europeo. Hasta ahora. Tras las pertinentes, y largas, investigaciones, la Fiscalía de Braunschweig, la más cercana a la localidad de Wolfsburg donde la marca tiene su sede, ha dictado sentencia: Volkswagen deberá abonar una multa máxima de cinco millones de euros, a lo que se le suma la obligación de devolver beneficios económicos por valor de 995 millones de euros.
En total, 1.000 millones de euros asumirán las arcas de la compañía, un montante que se antoja hasta reducido en comparación con la multa que tuvo que asumir Volkswagen en EE.UU. por el fraude de las emisiones, que ascendió a 4.300 millones de dólares, que al cambio son unos 4.100 millones de euros, y que ha supuesto un récord histórico de cantidad respecto a otras sanciones impuestas a otros fabricantes.
Volkswagen asume su responsabilidad
Es por ello que Volkswagen ha aceptado la sanción entonando el mea culpa, asegurando que no apelará la sentencia, ya que admite su total responsabilidad en el escándalo. Todo ello se refleja en un comunicado que emitía ayer el fabricante poco después de que la fiscalía anunciara la sentencia: "Volkswagen acepta la multa y, con ello, reconoce su responsabilidad".
Europa ha tardado casi tres años en mover ficha desde que se conociera el caso y la propia compañía admitiese la instalación de un software destinado a la manipulación de las emisiones contaminantes en varios de sus modelos. El número de coches afectados se eleva a casi 11 millones de automóviles: todos los que incorporaron este sistema ilegal desde mediados de 2007 y hasta 2015.
La aceptación de la multa pone punto y final al procedimiento administrativo contra Volkswagen, aunque el cuento está lejos de acabar para la marca de Wolfsburg. De hecho, tanto en Alemania como en EE.UU. varios ejecutivos del grupo estás siendo investigados por delitos de fraude, manipulación bursátil o publicidad engañosa. El último en llegar ha sido Rupert Stadler, consejero delegado de Audi, que se suma a la lista junto a Martin Winterkorn y Matthias Müller, ambos dos expresidentes de Volkswagen.
El Dieselgate no ha acabado
El anuncio de la sanción económica llega tras un periodo en el que se han destapado nuevas irregularidades en varias marcas pertenecientes al Grupo Volkwagen. El pasado mes de mayo fue prolífico en cuanto a casos que afectan directamente a Audi y Porsche, con un total de 120.000 unidades afectadas.
En el caso de Audi, la Autoridad Federal del Transporte Motorizado de Alemania o KBA, estaba investigando un posible fraude del sistema de gestión del AdBlue en los Audi A6 y A7 equipados con el motor diésel V6 de 3.0 litros. Tras los análisis pertinentes, el Ejecutivo ha considerado que este dispositivo es fraudulento, obligando a la marca de los cuatro aros a realizar la pertinente llamada a revisión para actualizar dicho software. En total 60.000 modelos están afectados.
Por su parte Porsche, también ha sido obligada a otra revisión masiva por otro posible sistema ilegal asociado a los motores diésel de su gama SUV: el Porsche Cayenne y el Porsche Macan. En concreto, los modelos afectados son los que equipan el 3.0 litros V6 TDI, en el caso del Macan (52.831 unidades), y los que montan el V8 TDI de 4.2 litros en el caso del Cayenne (6.755 unidades), ambos catalogados como Euro 6. En total, estamos hablando de otras 60.000 unidades, de las cuales, 19.134 pertenecen a Alemania.
Pero el Escándalo de las Emisiones no es sólo patrimonio de el Grupo Volkswagen: esta misma semana la KBA ha ordenado la revisión de 774.000 vehículos de Daimler en toda Europa por otro supuesto software ilegal asociado a propulsores de gasóleo que altera las emisiones. Lo modelos afectados han sido el Mercedes-Benz Clase C, así como el Mercedes-Benz GLC y la furgoneta Vito. Sólo en Alemania, las unidades obligadas a pasar por el taller ascienden a 238.000.
La multa impuesta a Volkswagen es, por tanto, sólo otro capítulo más del Dieselgate que no apunta a dar carpetazo al caso. De hecho, la persecución al diésel sigue en su punto álgido, con restricciones por parte de las administraciones en varias ciudades europeas, así como el abandono de este tipo de mecánicas en su gama por parte de otros fabricantes.