La planta de Nissan ubicada en la Zona Franca de Barcelona podría sufrir recortes de hasta 600 trabajadores en su plantilla. Esta reducción obedece a una necesidad por parte de la compañía nipona para seguir manteniendo la rentabilidad de la fábrica, que opera al 40 % de su capacidad, a fin de garantizar su futuro.
Así se lo ha trasladado la directiva de Nissan al comité de empresa de la planta barcelonesa, además de anunciarlo en una rueda de prensa celebrada ayer ante los medios, donde comparecieron tanto el presidente de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, como el vicepresidente ejecutivo de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, José Vicente de los Mozos.
Ante el sobrecoste de producción, la compañía ha sugerido un plan de prejubilaciones y bajas voluntarias incentivadas que está sobre la mesa de los sindicatos. Nissan espera que el acuerdo se cierre antes de Semana Santa, a mediados del próximo mes de abril.
De aceptar las condiciones, y que supondría el cese de unos 600 puestos de trabajo, la cúpula de la marca nipona ha asegurado, según publica El País, que aprobará una inversión de 70 millones de euros para la construcción de una nueva planta de pintura, adecuada a la nueva normativa medioambiental de la Unión Europea y que prevén que estará operativa para 2022.
Sólo cuatro modelos en producción y sin ninguna asignación a la vista
Nissan ha confirmado su compromiso de seguir en Barcelona. Y la anunciada inversión es prueba de ello, según ha traslado De los Mozos a los medios. No obstante, esa inversión previa requiere esfuerzos por parte de la planta de la ciudad condal.
Gianluca de Ficchy ha señalado la necesidad de recortar la plantilla para ajustarse a la evolución del mercado, que ha estado marcado en los últimos seis meses por la caída de ventas, no sólo en el mercado de turismos, si no también en vehículos industriales. Según datos de Anfac, en febrero la caída fue del 8,8 % en los automóviles y de un 3,3 % en los comerciales ligeros.
A ello se suma que la planta española opera al 40 % de su capacidad en la actualidad. La planta asume actualmente la producción de cuatro modelos, las pick-up primas hermanas Nissan Navara, Mercedes-Benz Clase X y Renault Alaskan, así como la furgoneta eléctrica Nissan e-NV200. El pasado verano perdía al Nissan Pulsar, que dejará de producirse, y este verano hará lo propio la furgoneta NV200, quedando así únicamente su variante eléctrificada.
Las producción de la fábrica han ido descendiendo paulatinamente en los últimos años. Si en 2016 ésta se fijó en 110.000 vehículos, la cifra se reducía a 89.000 en 2017 y, el pasado 2018, cerró con 82.500 vehículos ensamblados. Para 2019, la previsiones apuntan a un nuevo descenso cifrándolas en unos 60.000 modelos.
"Queremos seguir invirtiendo, pero para hacerlo tenemos que hacer que la planta sea lo más competitiva posible", ha expuesto de Ficchy. La directiva ha confirmado que, de momento, la planta no recibirá nuevas asignaciones de vehículos.
Reducción de un 20 % de la plantilla
Y es que según han confirmado De los Mozos y de Ficchy, la asignación de nuevos modelos estará supeditada al plan de restructuración de la plantilla y, por ende, a la construcción de la nueva planta de pintura de última generación, para la que se planea la mencionada inversión de 70 millones de euros.
A ello se sumará el coste de los 600 despidos previstos, que los sindicatos cifran en unos 100 millones de euros. Actualmente, en la fábrica de Nissan de la Zona Franca, la plantilla es de 3.000 trabajadores. Asimismo, la compañía ha remarcado que no quieren hablar de 'bajas traumáticas': esperan que la mayor parte, unas 500, correspondan a prejubilaciones y las 100 restantes a bajas voluntarias.
Hay que señalar que, pese a la reducción de demanda y de producción, la planta barcelonesa sigue siendo rentable para Nissan: en el último ejercicio fiscal sus beneficios fueron de 35 millones de euros, aunque supusieron 2 millones de euros menos en comparación al ejercicio anterior.