Ha ganado Donald Trump. ¿Qué pasará con la industria del automóvil?
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Ha ganado Donald Trump. ¿Qué pasará con la industria del automóvil?

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Ha sido un choque, sí, pero es lo que hay. Donald Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos. No vamos a hablar de qué consecuencias pueda tener sobre el equilibrio geopolítico mundial (devaluación del dólar a niveles insospechados, más bombardeos, etc) si su comportamiento como presidente es igual al que ha mostrado en campaña o si se pone a cumplir sus promesas. Nos limitaremos a ver un poco más en detalle qué efectos puede tener sobre la industria del automóvil.

Y es que si pone en marcha algunas de sus promesas electorales en cuestiones de economía, como la renegociación de los acuerdos de libre comercio NAFTA -North American Free Trade Agreement- (entre México, Estados Unidos y Canadá), las consecuencias que tendría sobre la industria mexicana y los fabricantes europeos no son muy alentadoras.

Los fabricantes alemanes, muy expuestos

Audi Mexico

A lo largo de los últimos años y gracias al acuerdo NAFTA, México y su mano de obra excesivamente barata aunque cualificada se ha convertido en una región muy atractiva para producir vehículos para abastecer al mercado estadounidense. En 2015, México fue el octavo productor mundial de automóviles con 3,56 millones de unidades (el doble que Francia).

Si finalmente Trump impone fuertes aranceles a los productos importados de México (habló de un 35 %), las inversiones realizadas en el país azteca por la mayoría de fabricantes pierden sentido. BMW que acaba de abrir una factoría para la producción del Serie 3 (una inversión de 2.200 millones de dólares) y Audi, que está finalizando la suya para producir 150.000 Q5 y coches eléctricos (1.300 millones de dólares de inversión), tardarían mucho más de lo previsto en recuperar la inversión. O incluso la perderían si finalmente Trump aplica el 35 % de aranceles. Obviamente, el grupo Volkswagen y BMW serían los fabricantes europeos directamente afectados por esa promesa electoral. Pero también lo serían Fiat y Renault de forma indirecta.

Fiat y Renault también sufrirían las consecuencias de forma indirecta

Nissan Aguascalientes Mexico

Chrysler produce entorno al medio millón de automóviles al año en Coahuila y Toluca y otros tantos motores en Toluca. Chrysler, propiedad de Fiat, lastraría los resultados del grupo italiano, pues Chrysler es directamente responsable del 75 % de los beneficios de FCA. La situación es aún más flagrante en el sector de los pick-ups: más de 230.000 pick-ups y vehículos industriales RAM salen cada año de la fábrica de Toluca.

Renault no fabrica en México, pero sí lo hace Nissan. Y Nissan es el primer inversor automóvil en México. El fabricante nipón es miembro de la Alianza Renault-Nissan, pero que ese nombre no te engañe, es Renault quién controla Nissan. Así, Renault, como accionista de referencia de Nissan, había perdido esta mañana 3,15 % en la bolsa de París.

Daimler-Benz también ser vería afectada, aunque en menor medida, pues tiene previsto fabricar en México a partir de 2018 en una factoría conjunta con Nissan (produciría modelos Infiniti).

Una industria clave para México

Volkswagen Puebla

La situación para los Estados Unidos y México no es sencilla. Toyota, Mazda, Honda y Kia también fabrican en México para exportar a Estados Unidos. Y por supuesto, también lo hacen Ford y General Motors, que ya fabricaban en México antes de la Segunda Guerra Mundial. En 2015, la balanza comercial de automóviles entre EE.UU. y México se inclinaba a favor de México con un déficit de 52.000 millones de dólares para Estados Unidos. Aquí, el que más tiene que perder es México.

Estados Unidos se mantiene con niveles de producción elevadísimos (12,1 millones de unidades) y es sencillamente el segundo productor mundial, aunque sean las marcas extranjeras las que mas fabriquen en su suelo, pero en esta nueva situación las marcas locales se ven entre la espalda y la pared. No tanto porque al fabricar coches en México se destruya empleo en EE.UU. como dijo Trump en la campaña -algo falso, por cierto, como demostró Ford- sino porque una parte importante de la población -la que luego ha de comprar coches y le votó- se lo cree. Tanto es así, que Ford tuvo que anunciar en plena campaña que el próximo Ford Bronco se fabricaría en EE.UU. y no en México.

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