
Donald Trump va a cumplir sus amenazas. En la primera reunión de su gabinete en la Casa Blanca (con Elon Musk en un segundo plano, pero muy presente), el miércoles 26 de febrero, el presidente estadounidense anunció que los productos europeos estarán sujetos a aranceles. “Hemos tomado la decisión, y la anunciaremos en breve”, aseguró Donald Trump. Y añadió: “Será del 25%, en términos generales, para coches y todo lo demás”.
Entre mentiras sobre quién y cómo paga la guerra en Ucrania, también arremetió contra la Unión Europea, por supuesto, para justificar estos aranceles. “Seamos honiestos, la Unión Europea se creó para joder a Estados Unidos” dijo sin inmutarse. "Ese era el objetivo y lo consiguieron. Pero ahora yo soy el Presidente” asenó satisfecho. Con la próxima entrada en vigor de estos aranceles, la industria europea del automóvil va a sufrir, especialmente las marcas alemanas, ya bien tocadas por la caída de sus ventas en China.
Los coches alemanes en el punto de mira
El Presidente estadounidense reiteró sus quejas contra la UE, afirmando que "no aceptan nuestros coches ni nuestros productos agrícolas". "Se aprovechan de nosotros de forma diferente" a Canadá o México, añadió. Donald Trump repitió que el déficit comercial de EE.UU. con Europa era de "300.000 millones de dólares", cifras que la Comisión Europea refuta, estimando el déficit en 150.000 millones de euros (157.000 millones de dólares) sólo en bienes, pero sólo 50.000 millones si se tiene en cuenta el superávit comercial estadounidense en servicios, dominados por Google y las otras tecnológicas.
Según el Departamento de Comercio estadounidense, Estados Unidos, segundo mercado automovilístico mundial por detrás de China, importó en 2024 vehículos por valor de unos 269.000 millones de dólares, 95.000 de ellos procedentes de México. Le siguen Japón, Corea del Sur, Canadá y Alemania. Las exportaciones estadounidenses apenas alcanzaron los 72.000 millones de dólares.
Alemania es el primer importador europeo de coches en Estados Unidos. En 2024, Alemania suministró a EE.UU. automóviles por valor de 25.590 millones de dólares, con una cuota de mercado del 11,7%. Alemania, no es el único país. De Eslovaquia a Suecia pasando por Italia, las importaciones estadounidenses de automóviles desde la Unión Europea representan el 18,2% del total, igualando las importaciones procedentes de Japón.
Marcas como Volkswagen, Mercedes y BMW tienen fábricas en Estados Unidos y podrían sortear los aranceles. Sin embargo, Trump también aplicará aranceles del 25% a los automóviles y componentes procedentes de México y Canadá. BMW y Audi poseen fábricas en México que abastecen el mercado estadounidense. Por ejemplo, el Audi Q5 vendido en Estados Unidos viene de México, y es el superventas de la marca en EE.UU. En cuanto a BMW, fabrica en México el BMW Serie 3, cuya mayor parte se vende esencialmente en EE.UU.
Estos derechos de aduana adicionales afectarían a toda la cadena de valor porque también afectan a los proveedores de componentes de automoción, no solamente al producto terminado. Si un componente fabricado en España o Portugal equipa un modelo de BMW o Mercedes exportado a Estados Unidos y las ventas de ese modelo bajan por la subida de precio que suponen los aranceles, se repercutirá también en el fabricante de ese componente.
A las marcas alemanas se les multiplican los problemas. A la caída, en picado, de sus ventas en lo que es su primer mercado, China, se le añaden ahora unos aranceles que harán que sus coches sean más caros en EE.UU. y por tanto se puede prever una bajada de ventas también en el mercado estadounidense.
Frente al anuncio de Donald Trump, Stéphane Séjourné, Vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Industria y Mercado Interior de la UE, aseguró en X que: “Europa reaccionará, inmediatamente y con firmeza”. También escribió que las barreras al comercio justo, en particular entre socios, eran injustificadas y perjudicaban a los consumidores de Estados Unidos y la UE.