Pues podría decirse que no, que no sabe a poco y además en la entrevista tras la clasificación del Gran Premio de Australia de Fórmula 1, no se veía demasiado disgustado a Fernando Alonso. ¿Conformista? Puede que un poco, será la costumbre del año pasado. Pero como él mismo decía, tanto en seco como en mojado y con otra estrategia diferente en cuanto al cambio de neumáticos durante la Q3, el resultado no habría variado demasiado.
Hay que tener en cuenta que los dos Mercedes han estado por delante todo el fin de semana. ¿Se podría haber mejorado en parrila a Daniel Ricciardo porque no se esperaba tan arriba? Por lo mismo tampoco se esperaba tan abajo tras los libres a Jenson Button. Quizás el único ha sido Kevin Magnussen, al que hubiese sido ideal dejar por detrás en parrilla, sobre todo porque era colocarse en segunda línea. Pero a toro pasado...
Fernando Alonso empezó jugando con la Diosa Fortuna en la Q1. Justo cuando pasaba por meta empezaba a llover, dándole el tiempo justo para conseguir un tiempo que le permitiese pasar a la Q2. Ni en esa ni en la Q2, ya con lluvia, tuvo demasiados problemas en conseguir un tiempo de mitad de parrilla que le asegurase el pase sin complicaciones.
La duda está si en la Q3 entró demasiado tarde a quitar los neumáticos intermedios y poner los de lluvia extrema. Sólo él sabe si la pista (y el coche) estaban mejor para uno u otro. Quizás un cambio más temprano le hubiese permitido dar dos vueltas en busca del último tiempo y no una (la segunda la abortó y no llegó a completarla al ver que no mejoraba). La pista se secaba y los neumáticos de lluvia no dieron ya el rendimiento esperado.
De todas formas, como el propio asturiano decía en la rueda de prensa, mañana el objetivo es acabar siendo la primera carrera. No le preocupa el consumo porque cuando toque ahorrar, tocará para todos y los tiempos bajarán en proporción del primero al último. Acabar y luego si puede ser más adelante, pues mejor.
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